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Relacionado con: roja
„Sus palabras se apagaron, porque ahí estaban los interruptores que Dan estaba buscando. Los interruptores especiales, los de la palanca roja. No sabía si estaban realmente ahí, o conectados de verdad a los poderes de Abra, o si lo único que hacía era jugar una especia de solitario mental. Sólo sabía que tenía que intentarlo. Resplandece, pensó, y los activó todos.“
„Era ella quien se abría como una sandía madura, roja, jugosa, tibia, ella quien sudaba esa fragancia penetrante de mariscos, ella quien lo mordía, lo arañaba, lo chupaba, gemía, agonizaba de sofoco y de placer. Era en su carne compasiva donde se sumergía hasta perder el aliento y volverse esponja, medusa, estrella de altamar.“
„Trató de volver a vivir ese momento, la tierra roja y húmeda, el intenso olor de los bosques de pinos y eucaliptos, donde el tapiz de las hojas secas se maceraba, después del largo y cálido verano, y donde la luz cobriza del sol se filtraba entre las copas de los árboles. Trató de recordar el frío, el silencio y esa preciosa sensación de ser los dueños de la tierra, de tener veinte años y la vida por delante, de amarse tranquilos, ebrios de olor a bosque y de amor, sin pasado, sin sospechar el futuro, con la única increíble riqueza de ese instante presente, en que se miraban, se olían, se besaban, se exploraban, envueltos en el murmullo del viento entre los árboles y el acantilado, estallando en un fragor de espuma olorosa, y ellos dos, abrazados dentro del mismo poncho como siameses en un mismo pellejo, riéndose y jurando que sería para siempre, convencidos de que eran los únicos en todo el universo en haber descubierto el amor.“
„¡Ay, amor mio, mi dueña! La muerte, que ha libado la miel de tu aliento, no ha podido arrebatarte todavia la belleza. Todavia no te ha conquistado. Aun destaca en tus labios y tus mejillas la lozana enseña roja de la hermosura, no la blanca, que la muerte aun no ha podido plantar en ellos“
„Wolfe vaciló. Estaba sonriendo. Tenía una expresión que lo hacía parecerse a la vieja versión de Disney del Gato de Cheshire, que se desvanecía en la nada, dejando solamente su enorme e inquietante sonrisa llena de dientes en la pantalla del cine. Adrian recordó haber vistocon Tommy, y luego recordó haber pasado unas cuantas horas tratando de explicarle a su hijo pequeño que la probabilidad de que él cayera en el agujero de la cueva de un conejo hacia un mundo donde una Reina Roja quisiera cortar las cabezas de la gente antes de los juicios era muy pequeña. Cuando su hijo era chico lo asustaba la fantasía, no la realidad. Podía mirar un programa sobre ataques de tiburones a California o sobre leones hambrientos en el Serengeti y estaba fascinado. Pero las orugas que fuman narguile hacían que diera vueltas y vueltas gritando en la oscuridad en lugar de dormir.“
„––“Llora por una rosa roja” ––dijo el ruiseñor.“
„«Sí, estoy enamorada de ella», se convenció Sumire. Sin duda alguna (el hielo es, al fin y al cabo, frío, y la rosa es, al fin y al cabo, roja). Y este amor me conducirá a algún sitio. No puedo impedir que esta fuerte corriente me arrastre. Ya no tengo elección. Tal vez me lleve a un mundo especial que jamás he conocido. A un lugar lleno de peligros, quizá. Donde se esconda algo que me inflija una herida profunda, mortal. Tal vez pierda todo lo que poseo. Pero ya no puedo volver atrás. Sólo puedo abandonarme a la corriente que discurre ante mis ojos. Aunque me consuma entre las llamas, aunque desaparezca para siempre.“
„Mucho, señora, daríaPor tender sobre tu espaldaTu cabellera bravía,Tu cabellera de gualda:Despacio la tendería,Callado la besaría.Por sobre la oreja finaBaja lujoso el cabello,Lo mismo que una cortinaQue se levanta hacia el cuello.La oreja es obra divinaDe porcelana de China.Mucho, señora, te dieraPor desenredar el nudoDe tu roja cabelleraSobre tu cuello desnudo:Muy despacio la esparciera,Hilo por hilo la abriera“
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