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„El amor y el temor deben estar unidos: el temor sin amor se vuelve cobardía; el amor sin temor, se transforma en presunción. Entonces uno pierde el rumbo.“
„Y mi alma oscura es feliz otra vez porque no sabe sentirse de otra forma durante mucho tiempo y porque el dolor es un mar profundo y tenebroso en el que me ahogaría si no pilotara con firmeza mi pequeña nave por su superficie, siempre con rumbo a un sol que no saldrá jamás.“
„Una canción mía sufre varias etapas: la compongo y quizás comienzo en un estilo musical definido, pero no me gusta encasillar las composiciones y al final, cada uno toma un determinado derrotero: rumba, rock, balada, una mezcla de estilos que no suele atenderse demasiado a los cánones preestablecidos.“
„Los Hombres mas sabios siguen su propio rumbo.“
„Siempre ha sido el arte el que, con gran anticipación y claridad, ha indicado qué rumbo estaba tomando el mundo y las grandes transformaciones que se preparan.“
„Mientras la mente rígida está petrificada y cerrada al cambio y la mente líquida es gaseosa, la mente flexible posee un cuerpo modificable. No está fija en un punto ni se desliza por cualquier parte sin rumbo, sino que posee una dirección renovable. A la mente flexible le gusta el movimiento, la curiosidad, la exploración, el humor, la creatividad, la irreverencia y, por sobre todo, ponerse a prueba.“
„Cuando cambiamos la ruta convencional por una más atrevida y ensayamos caminos nuevos, la gente rígida y pegada a las normas nos rotulará de inmaduros o “inestables”, como si no cambiar de rumbo fuera sinónimo de inteligencia.“
„Si un objeto cae, golpea los cuerpos que encuentra en su caída y les comunica movimiento según su densidad… Si un navío navega de A hacia B, abate en su rumbo debido al factor C, integrado por el viento y la corriente… Ése es el catecismo real. El único que sirve de algo.“
„(…) También nos educan diciéndonos que es con esfuerzo que se consiguen cosas y que, junto esas cosas, llegará la felicidad. La verdad que yo creo que eso es una gran mentira. Una mentira socialmente aceptada, universalmente determinada, pero una mentira al fin. Yo no creo para nada en el esfuerzo como camino para hacer algo. Digo, no creo que haya que esforzarse, sino que hay que dedicarse, que no es lo mismo. La dedicación a algo, la apuesta de todo lo que soy al servicio de un proyecto, no es un esfuerzo. Yo no creo en el esfuerzo, en el sentido de forzarme a hacer lo que no quiero hacer. No creo en los logros que se consiguen desde el esfuerzo. Sí creo en la elección de un camino, si creo en los rumbos que me fijo.“
„Mientras duermo los tres se van (hacen bien) a la playa, en el coche de Sand, a treinta kilómetros de la casa; los muchachos se zambullen, nadan, Mardou se pasea por las orillas de la eternidad, mientras sus pies y los dedos de sus pies que yo tanto amo se imprimen en la arena clara, pisando las conchillas y las anémonas y las algas secas y empobrecidas, lavadas por las mareas y el viento que le despeina el cabello corto, como si la Eternidad se hubiera encontrado con Heavenly Lane (así se me ocurrió mientras estaba en la cama). (Al imaginarla por otra parte paseándose sin rumbo, con una mueca de aburrimiento, sin saber qué hacer, abandonada por Leo el Sufriente, y realmente sola e incapaz de conversar acerca de todos los fulanos, menganos y zutanos de la historia del arte con Bromberg y Sand, ¿qué podía hacer?)“
„Perdido en el siglo… siglo XX… rumbo al XXI.“
„Me llaman el desaparecidoQue cuando llega ya se ha idoVolando vengo, volando voyDeprisa, deprisa a rumbo perdidoCuando me buscan nunca estoyCuando me encuentran yo no soyEl que está enfrente porque yaMe fui corriendo más alláMe dicen el desaparecidoFantasma que nunca estáMe dicen el desagradecidoPero esa no es la verdadYo llevo en el cuerpo un dolorQue no me deja respirarLlevo en el cuerpo una condenaQue siempre me echa a caminar“
„Lo que da el ser religioso de un país, de un pueblo y de una sociedad no es la suma numérica de creencias o de creyentes, sino el esfuerzo creador de su mente, el rumbo que sigue su cultura.“
„frío, los pitos arromadizados, el humo de las chimeneas, el movimiento de las máquinas, las mismas ondas ventrudas de aquel mar estañado, el vapor que caminaba rumbo a la gran bahía, todo“
„Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,y más la piedra dura porque esa ya no siente,pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,ni mayor pesadumbre que la vida consciente.Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,y el temor de haber sido y un futuro terror…Y el espanto seguro de estar mañana muerto,y sufrir por la vida y por la sombra y porlo que no conocemos y apenas sospechamos,y la carne que tienta con sus frescos racimos,y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,¡y no saber adónde vamos,ni de dónde venimos!…“
„Conoces esa sensación -explicó-, cuando estás leyendo un libro y sabes que va a ser una tragedia; cuando puedes notar cómo se acerca el frío y la oscuridad, ver cómo la red se va cerrando sobre los personajes que viven y respiran en las páginas. Pero estás atado a la historia como si estuvieras atado detrás de un carruaje, y no puedes soltarte ni cambiar el rumbo.“
„Cuando estás leyendo un libro, y sabes que habrá una tragedia; puedes sentir el frió y la oscuridad llegando, ver la red tejiéndose cerca de los personajes que viven y respiran en las páginas. Pero estas tan atado a la historia como si fueras tirado detrás de un carruaje, y no puedes dejarlo pasar o cambiar el rumbo haciéndose a un lado.“
„He aquí algo sobre el honor de los poetas. Yo tenía diecisiete años y unos deseos irrefrenables de ser escritor. Me preparé. Pero no me quedé quieto mientras me preparaba, pues comprendí que si así lo hacía no triunfaría jamás. Disciplina y un cierto encanto dúctil, ésas son las claves para llegar a donde uno se proponga. Disciplina: escribir cada mañana no menos de seis horas. Escribir cada mañana y corregir por las tardes y leer como un poseso por las noches. Encanto, o encanto dúctil: visitar a los escritores en sus residencias o abordarlos en las presentaciones de libros y decirles a cada uno justo aquello que quiere oír. Aquello que quiere oír desesperadamente. Y tener paciencia, pues no siempre funciona. Hay cabrones que te dan una palmadita en la espalda y luego si te he visto no me acuerdo. Hay cabrones duros y crueles y mezquinos. Pero no todos son así. Es necesario tener paciencia y buscar. Los mejores son los homosexuales, pero, ojo, es necesario saber en qué momento detenerse, es necesario saber con precisión qué es lo que no uno quiere, de lo contrario puedes acabar enculado de balde por cualquier viejo maricón de izquierda. Con las mujeres ocurre tres cuartas partes de lo mismo: las escritoras españolas que pueden echarte un cable suelen ser mayores y feas y el sacrificio a veces no vale la pena. Los mejores son los heterosexuales ya entrados en la cincuentena o en el umbral de la ancianidad. En cualquier caso: es ineludible acercarse a ellos. Es ineludible cultivar un huerto a la sombra de sus rencores y resentimientos. Por supuesto, hay que empollar sus obras completas. Hay que citarlos dos o tres veces en cada conversación. ¡Hay que citarlos sin descanso! Un consejo: no criticar nunca a los amigos del maestro. Los amigos del maestro son sagrados y una observación a destiempo puede torcer el rumbo del destino. Un consejo: es preceptivo abominar y despacharse a gusto contra los novelistas extranjeros, sobre todo si son norteamericanos, franceses o ingleses. Los escritores españoles odian a sus contemporáneos de otras lenguas y publicar una reseña negativa de uno de ellos será siempre bien recibida. Y callar y estar al acecho. Y delimitar las áreas de trabajo. Por la mañana escribir, por la tarde corregir, por las noches leer y en las horas muertas ejercer la diplomacia, el disimulo, el encanto dúctil. A los diecisiete años quería ser escritor. A los veinte publiqué mi primer libro. Ahora tengo veinticuatro y en ocasiones, cuando miro hacia atrás, algo semejante al vértigo se instala en mi cerebro. He recorrido un largo camino, he publicado cuatro libros y vivo holgadamente de la literatura (aunque si he de ser sincero, nunca necesité mucho para vivir, sólo una mesa, un ordenador y libros). Tengo una colaboración semanal con un periódico de derechas de Madrid. Ahora pontifico y suelto tacos y le enmiendo la plana (pero sin pasarme) a algunos políticos. Los jóvenes que quieren hacer una carrera como escritor ven en mí un ejemplo a seguir. Algunos dicen que soy la versión mejorada de Aurelio Baca. No lo sé. (A los dos nos duele España, aunque creo que por el momento a él le duele más que a mí). Puede que lo digan sinceramente, pero puede que lo digan para que me confíe y afloje. Si es por esto último no les voy a dar el gusto: sigo trabajando con el mismo tesón que antes, sigo produciendo, sigo cuidando con mimo mis amistades. Aún no he cumplido los treinta y el futuro se abre como una rosa, una rosa perfecta, perfumada, única. Lo que empieza como comedia acaba como marcha triunfal, ¿no?“
„Uno puede estar a favor de la globalización y en contra de su rumbo actual, lo mismo que se puede estar a favor de la electricidad y contra la silla eléctrica.“
„Los administradores pueden mantener el rumbo, pero no pueden cambiarlo. Para cambiar el rumbo de las personas, se necesita influencia.“
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