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Relacionado con: sagrado
„Pero éste no es su Dios. Es mi Dios. Lo he aprendido porque he sacrificado mi vida, porque me han lacerado la carne y desgarrado la piel, chupado la sangra, arrancado las uñas y despojado de mi tiempo, mis ilusiones, y recuerdos. No es un Dios con forma. No viste de blanco ni luce largas barbas. No tiene doctrina, libro sagrado o preceptos. No recompensa ni castiga. No concede ni arrebata. No ha dispuesto un Cielo al que subir ni un Infierno al que caer. Dios, simplemente, está ahí, haga frío o no.“
„Cristo… fue el único Hijo de María, y la Virgen María no tuvo otros hijos aparte de Él… Me inclino a aceptar a quienes declaran que los «hermanos» realmente significan «primos» aquí ya que el escritor sagrado y los judíos en general siempre llamaban hermanos a los primos.“
„Al multiplicarse el número de santos venerados, surgió la necesidad de identificarlos y recordarlos; se produjeron en gran número imágenes de los santos y de María; y, en el caso de Jesús, no sólo Su imagen, sino también Su cruz, se convirtieron en objeto de reverencia… hasta, para mentes sencillas, en mágicos talismanes. Una natural libertad de fantasía entre el pueblo cambió las sagradas reliquias, imágenes y estatuas en objetos de adoración; la gente se postraba ante ellas, las besaba, les encendía cirios y quemaba incienso, las coronaba de flores y procuraba obtener milagros de su oculta influencia. […] Los padres y concilios de la Iglesia explicaban una y otra vez que las imágenes no eran deidades, sino sólo recordatorios de la divinidad; el pueblo no se preocupaba en hacer tales distinciones”.“
„Artículo sexto. — A la historia «sagrada» se la llamará con el nombre que merece, historia maldita; las palabras «Dios», «redentor», «santo», se las empleará como insultos como divisas para los criminales.“
„Éramos amigos y nos hemos vuelto extraños. Pero está bien así, y no queremos disimularlo ni ocultarlo como si tuviésemos que avergonzarnos de ello. somos dos barcos y cada uno tiene su meta y su rumbo, puede que nos crucemos y celebremos una fiesta juntos, como lo hicimos cuando los probos barcos quedaron fondeados en un mismo puerto y a un mismo sol, tan tranquilos que parecía como si ya hubiesen llegado a su destino y hubiesen tenido un mismo destino.Pero más tarde la todopoderosa fuerza de nuestra tarea volvió a separarnos, hacia diferentes mares y latitudes, y quizá no nos volvamos a ver nunca más, o tal vez nos volveremos a ver, pero ya no nos reconoceremos: ¡los diferentes mares y vientos nos habrán cambiado! Tener que volvernos extraños el uno para el otro es la ley que está por encima de nosotros: ¡precisamente por eso hemos de ser más venerables uno para el otro! ¡Precisamente por eso ha de ser más sagrado para nosotros el pensamiento de nuestra antigua amistad!Existe probablemente una tremenda curva y órbita estelar invisible en la que nuestros caminos y metas, tan distintos como son, puede que estén incluidos como pequeños trampos, ¡elevémonos hacia ese pensamiento! Pero nuestra vida es demasiado breve y nuestra vista demasiado débil como para que podamos ser más que amigos en el sentido de aquella sublime posibilidad. Creamos, pues, en nuestra amistad estelar, aun en el caso de que tuviéramos que ser enemigos sobre la tierra.“
„…A partir de ahora todas las cosas de la vida están ordenadas de tal modo que el sacerdote resulta indispensable en todas partes, en todos los acontecimientos naturales de la vida, en el nacimiento, el matrimonio, la enfermedad, la muerte, para no hablar del sacrificio («la cena»), aparece el parásito sagrado para desnaturalizarlos: dicho en su lenguaje, para «santificarlos».“
„Éramos amigos y nos hemos vuelto extraños. Pero está bien que sea así, y no queremos ocultarnos ni ofuscarnos como si tuviésemos que avergonzarnos de ello. Somos dos barcos y cada uno tiene su meta y su rumbo; bien podemos cruzarnos y celebrar juntos una fiesta, como lo hemos hecho – y los valerosos barcos estaban fondeados luego tan tranquilos en un puerto y bajo un sol que parecía como si hubiesen arribado ya a la meta y hubiesen tenido una meta. Pero la fuerza todopoderosa de nuestras tareas nos separó e impulsó luego hacia diferentes mares y regiones del sol, y tal vez nunca más nos veremos – tal vez nos volveremos a ver, pero no nos reconoceremos de nuevo: ¡los diferentes mares y soles nos habrán trasformado! Que tengamos que ser extraños uno para el otro, es la ley que está sobre nosotros: ¡por eso mismo hemos de volvernos más dignos de estimación uno al otro! ¡Por eso mismo ha de volverse más sagrado el recuerdo de nuestra anterior amistad! Probablemente existe una enorme e invisible curva y órbita de estrellas, en la que puedan estar contenidos como pequeños tramos nuestros caminos y metas tan diferentes -¡elevémonos hacia ese pensamiento! Pero nuestra vida es demasiado corta y demasiado escaso el poder de nuestra visión, como para que pudiéramos ser algo más que amigos, en el sentido de aquella sublime posibilidad. Y es así como queremos creer en nuestra amistad de estrellas, aun cuando tuviéramos que ser enemigos en la tierra».“
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