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Relacionado con: sitio
„Mi vecino nunca le dice palabras de amor a la mujer; entra a la casa por la ventana y no por la puerta; por una puerta se entra a muchos sitios, al trabajo, al cuartel, a la cárcel, a todos los edificios, pero no al mundo, ni a una mujer, ni al alma; es decir, a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así; como hoy, que llueve mucho y me cuesta escribir la palabra amor; porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra, y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran.“
„La realidad es un asco, la odio, la odio; pero ¿en qué otro sitio se puede encontrar un buen bistec para la cena?“
„Odio la realidad, pero es el único sitio donde se puede comer un buen filete.“
„Me interesa el futuro porque en él voy a pasar el resto de mi vida.“
„¿Dónde encontrar a Mawlānā? Una visita a Konya muestra que la verdadera casa del maestro del amor Divino no es una ciudad, ni un país, ni ningún otro sitio sobre la tierra, sino los corazones de aquellos que están sedientos del vino del amor.“
„No podía evitar experimentar ese escalofrío que nos invade al llegar el amanecer, que es, a su modo, como un cambio de marea (…) cualquiera que alguna vez, al estar cansado y, por decirlo de algún modo, atado a su sitio haya experimentado ese cambio de atmósfera puede creerlo.“
„Le hubiera gustado poder escaparse como un pájaro que se echa a volar, ir a beber juventud a algún sitio, muy lejos por espacios sin mácula.“
„Hay una ciudad que traduzco del griego cuando estoy en el colegio. Es la Troya de Homero, la Troya asediada; después yo vivo un Beirut asediado en el año 1976 y un Sarajevo asediado en 1990, 91 y 92. Yo tengo una visión de la ciudad como sitio peligroso, lleno de ángulos vivos y ángulos muertos. Esa visión de la topografía de la ciudad como un lugar con reglas propias la tengo por mi biografía como reportero y como lector.“
„Está tan gorda, que sus amantes pueden besarla durante toda una noche sin besarla nunca en el mismo sitio…“
„Me hubiera gustado ser francés hace unas semanas, el día que entró en vigor la ley prohibiendo el uso del velo en los colegios públicos de allí. En un ejercicio admirable de civismo republicano, los dirigentes musulmanes franceses dijeron a sus correligionarios que, incluso pareciéndoles mal la ley, aquello era Francia, que las leyes estaban para cumplirlas, y que quien se beneficia de una sociedad libre y democrática debe acatar las reglas que permiten a esa sociedad seguir siendo libre y democrática. Así, todo transcurrió con normalidad. Al llegar al cole las chicas se quitaban el velo, o no entraban. Y oigan. No hubo un incidente, ni una declaración pública adversa. Políticos, imanes, alumnos. Ese día, todos de acuerdo: Francia. Y ahora imaginen lo que habría ocurrido aquí en el caso –si hubiese habido cojones para aprobar esa ley, que lo dudo– de prohibirse el velo en las escuelas públicas españolas. Cada autonomía, cada municipio y cada colegio aplicando la norma a su aire, unos sí, otros no, gobierno y oposición mentándose los muertos, policías ante los colegios, demagogia, mala fe, insultos a las niñas con velo, insultos a las niñas sin velo, manifestaciones de padres, de alumnos, de sindicatos y de oenegés lo mismo a favor que en contra, el Pepé clamando Santiago y cierra España, el Pesoe con ochenta y seis posturas distintas según el sitio y la hora del día, los obispos preguntando qué hay de lo mío, ministros, consejeros y presidentes autonómicos compitiendo en decir imbecilidades, Llamazares largando simplezas sobre el federalismo intrínseco del Islam, Maragall afirmando la existencia de un Mahoma catalán soberanista, Ibarretxe diferenciando entre musulmanes a secas y musulmanes y musulmanas vascos y vascas, y los programas rosa de la tele, por supuesto, analizando intelectualmente el asunto.“
„El hombre moderno se niega a aceptar las reglas: el mundo es un lugar peligroso, hostil, todo Titanic tiene su iceberg, y nos negamos a verlo. La gente se deja timar por las agencias de viaje que hablan de lugares paradisíacos, pero el mundo es un sitio muy jodido. Es que los barcos se hunden, y los virus te infectan, y las balas te matan… es asombroso que la gente se niegue a aceptar que el mundo es un lugar así, pero los viejos lo sabían y nosotros lo hemos olvidado. Mira el cuadro de Brueghel el Viejo del Prado: esos viejos lo sabían, y con nuestra estupidez lo olvidamos todo y pagamos el precio de ese olvido. Y oímos: “¡Que me saquen de aquí!… ¡Que el gobierno intervenga!…” Pero, gilipollas, ¿por qué te has metido?“
„Cada vez tienen más sitio los idiotas.“
„Todo cristo se ha puesto contestador automático en el móvil, en vez de la antigua señal de comunicando sale un buzón de voz, y ahora llamamos cinco veces a quien antes llamábamos una. Coches que antes se reparaban con una llave inglesa quedan bloqueados y ni gira el volante al menor fallo electrónico. O nos vemos sin teléfono, sin ordenador portátil, sin tableta electrónica o sin lo que sea, porque se escachifolla el cargador y la tienda de repuestos no abre hasta mañana. O no hay tienda. Yo mismo, el idiota al que mejor conozco, dependo cada día de que haya electricidad para que funcionen el teclado y la pantalla con que me gano la vida. De nada me sirve haber tenido la precaución de conservar dos viejas Olivetti, por si acaso, si ya no venden en ningún sitio las cintas de máquina de escribir que las alimentan.“
„Las minorías no tienen sitio cuando la mayoría tiene donde apoyarse.“
„El pasado, decía Proust, no sólo es fugaz, es que no se mueve de sitio. Con París pasa lo mismo, jamás ha salido de viaje. Y encima es interminable, no se acaba nunca.“
„Donde rompen los amantes para siempre queda el monumento de su despedida. Lo volverán a ver intacto y marmóreo cuantas veces pasen por este sitio.“
„Hay un gran encanto en no estar en todos los sitios en que no se está.“
„Pues en cuanto consideramos la existencia de cada individuo como una habitación mayor o menor, queda de manifiesto que los más sólo llegan a conocer apenas un rincón de su aposento. Un sitio junto a la ventana. O bien alguna estrecha faja del entarimado, que van y vienen recorriendo de un lado para otro. Así disfrutan de alguna seguridad…“
„Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, unlibro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardínplantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tengaalgún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, quetú plantaste, tú estarás allí. «No importa lo que hagas -decía-, en tanto que cambies algorespecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después deque separes de ellos tus manos.“
„Desempolvar es un buen ejemplo de la futilidad de tratar de poner las cosas en su sitio. Tan pronto como desempolvas, es un hecho que tu próxima desempolvada está ya programada.“
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