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„La Presidenta había sido muy gráfica explicando con metáforas deportivas por qué iban a descansar de los hombres por una temporada. Dijo que era como cuando en el béisbol había jugadores que se quedaban en el dog out. Las mujeres necesitaban que los hombres se quedaran en él temporalmente, porque aquel partido lo tenían que pichar, batear, cachar y correr las mujeres.“
„Un día inaugural de temporada siempre es excitante, no importa si sea en casa o como visitantes.“
„El béisbol comienza en la primavera, la temporada de la nueva vida; el fútbol americano empieza en el otoño, cuando todo está muriendo.“
„Bond Street la fascinaba; Bond Street muy de mañana en plena temporada; sus banderas ondeando; sus tiendas; sin excesos; sin resplandor; un rollo de tweed en la tienda donde su padre se había comprado los trajes durante cincuenta años; unas cuantas perlas; el salmón encima de un taco de hielo.“
„Bienvenida»Se me ocurre que vas a llegar distintano exactamente más lindani más fuerteni más dócilni más cautatan solo que vas a llegar distintacomo si esta temporada de no vermete hubiera sorprendido a vos tambiénquizá porque sabescómo te pienso y te enumerodespués de todo la nostalgia existeaunque no lloremos en los andenes fantasmalesni sobre las almohadas de candorni bajo el cielo opacoyo nostalgiotu nostalgiasy cómo me revienta que él nostalgietu rostro es la vanguardiatal vez llega primeroporque lo pinto en las paredescon trazos invisibles y segurosno olvides que tu rostrome mira como pueblosonríe y rabia y cantacomo puebloy eso te da una lumbreinapagableahora no tengo dudasvas a llegar distinta y con señalescon nuevascon honduracon franquezasé que voy a quererte sin preguntassé que vas a quererme sin respuestas.“
„Salid a pasear un día de principios de invierno, después del primer frío de la temporada. Buscad una charca con una fina película de hielo en la superficie, todavía limpia, intacta y transparente como el cristal. Cerca de la orilla, el hielo aguantará vuestro peso. Deslizaos un poco por él. Más allá. Al final encontraréis el sitio donde la superficie soporta vuestro peso de milagro. Entonces sentiréis lo que sentí yo. El hielo se rompe bajo vuestros pies. Mirad hacia abajo y veréis las blancas grietas recorriendo el hielo como alocadas, complicadas telarañas. No se oye nada, pero notáis la vibración a través de las plantas de los pies. Eso fue lo que pasó cuando Denna me sonrió.“
„Porque posee usted la más maravillosa juventud, y la juventud es lo más precioso que se puede poseer.–No lo siento yo así, lord Henry.–No; no lo siente ahora. Pero algún día, cuando sea viejo y feo y esté lleno de arrugas, cuando los pensamientos le hayan marcado la frente con sus pliegues y la pasión le haya quemado los labios con sus odiosas brasas, lo sentirá, y lo sentirá terriblemente. Ahora, dondequiera que vaya, seduce a todo el mundo. ¿Será siempre así?… Posee usted un rostro extraordinariamente agraciado, señor Gray. No frunza el ceño. Es cierto. Y la belleza es una manifestación de genio; está incluso por encima del genio, puesto que no necesita explicación. Es uno de los grandes dones de la naturaleza, como la luz del sol, o la primavera, o el reflejo en aguas oscuras de esa concha de plata a la que llamamos luna. No admite discusión. Tiene un derecho divino de soberanía. Convierte en príncipes a quienes la poseen. ¿Se sonríe? ¡Ah! Cuando la haya perdido no sonreirá… La gente dice a veces que la belleza es sólo superficial. Tal vez. Pero, al menos, no es tan superficial como el pensamiento. Para mí la belleza es la maravilla de las maravillas. Tan sólo las personas superficiales no juzgan por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo que no se ve… Sí, señor Gray, los dioses han sido buenos con usted. Pero lo que los dioses dan, también lo quitan, y muy pronto. Sólo dispone de unos pocos años en los que vivir de verdad, perfectamente y con plenitud. Cuando se le acabe la juventud desaparecerá la belleza, y entonces descubrirá de repente que ya no le quedan más triunfos, o habrá de contentarse con unos triunfos insignificantes que el recuerdo de su pasado esplendor hará más amargos que las derrotas. Cada mes que expira lo acerca un poco más a algo terrible. El tiempo tiene celos de usted, y lucha contra sus lirios y sus rosas. Se volverá cetrino, se le hundirán las mejillas y sus ojos perderán el brillo. Sufrirá horriblemente… ¡Ah! Disfrute plenamente de la juventud mientras la posee. No despilfarre el oro de sus días escuchando a gente aburrida, tratando de redimir a los fracasados sin esperanza, ni entregando su vida a los ignorantes, los anodinos y los vulgares. Ésos son los objetivos enfermizos, las falsas ideas de nuestra época. ¡Viva! ¡Viva la vida maravillosa que le pertenece! No deje que nada se pierda. Esté siempre a la busca de nuevas sensaciones. No tenga miedo de nada… Un nuevo hedonismo: eso es lo que nuestro siglo necesita. Usted puede ser su símbolo visible. Dada su personalidad, no hay nada que no pueda hacer. El mundo le pertenece durante una temporada… En el momento en que lo he visto he comprendido que no se daba usted cuenta en absoluto de lo que realmente es, de lo que realmente puede ser. Había en usted tantas cosas que me encantaban que he sentido la necesidad de hablarle un poco de usted. He pensado en la tragedia que sería malgastar lo que posee. Porque su juventud no durará mucho, demasiado poco, a decir verdad. Las flores sencillas del campo se marchitan, pero florecen de nuevo. Las flores del codeso serán tan amarillas el próximo junio como ahora. Dentro de un mes habrá estrellas moradas en las clemátides y, año tras año, la verde noche de sus hojas sostendrá sus flores moradas. Pero nosotros nunca recuperamos nuestra juventud. El pulso alegre que late en nosotros cuando tenemos veinte años se vuelve perezoso con el paso del tiempo. Nos fallan las extremidades, nuestros sentidos se deterioran. Nos convertimos en espantosas marionetas, obsesionados por el recuerdo de las pasiones que nos asustaron en demasía, y el de las exquisitas tentaciones a las que no tuvimos el valor de sucumbir. ¡Juventud! ¡Juventud! ¡No hay absolutamente nada en el mundo excepto la juventud!“
„No quiero que vuelvas a marcharte. No puedo vivir sin ti. No quiero volver a perderte. No quiero volver a oír las palabras «por una temporada». Ni tampoco «quizá». Eso pensé. Dices que, por una temporada, no podemos vernos y entonces desapareces. Pero nadie puede saber si volverás. No tengo ninguna certeza. Tal vez no regreses jamás. Es posible que llegue al fin de mis días sin haberte reencontrado. Y eso me resulta insoportable. Todo cuanto me rodea pierde su sentido“