Juegos
Todos los emojis
Citas
Blog
Página de inicio
»
tercero
»
Página 5
Relacionado con: tercero
„Vengo del llamado Tercer Mundo.“
„En todos esos años, Pedro Tercero nunca llegó a acostumbrarse a su vida de soltero,a pesar de su éxito con las mujeres, especialmente las adolescentes esplendorosas aquienes los quejidos de su guitarra encendían de amor. Algunas se introducían a vivafuerza en su vida. Él necesitaba la frescura de esos amores. Procuraba hacerlas felicesun tiempo brevísimo, pero desde el primer instante de ilusión, comenzaba adespedirse, hasta que, por último, las abandonaba con delicadeza. A menudo, cuandotenía a una de ellas en la cama suspirando dormida a su lado, cerraba los ojos ypensaba en Blanca, en su amplio cuerpo maduro, en sus pechos abundantes y tibios,en las finas arrugas de su boca, en las sombras de sus ojos árabes y sentía un gritooprimiéndole el pecho. Intentó permanecer junto a otras mujeres, recorrió muchoscaminos y muchos cuerpos alejándose de ella, pero en el momento más íntimo, en elpunto preciso de la soledad y del presagio de la muerte, siempre era Blanca la única. Ala mañana siguiente comenzaba el suave proceso de desprenderse de la nuevaenamorada y apenas se encontraba libre, regresaba donde Blanca, más delgado, másojeroso, más culpable, con una nueva canción en la guitarra y otras inagotablescaricias para ella.“
„Blanca, en cambio, se había acostumbrado a vivir sola. Terminó por encontrar pazen sus quehaceres de la gran casa, en su taller de cerámica y en sus Nacimientos deanimales inventados, donde lo único que correspondía a las leyes de la biología era laSagrada Familia perdida en una multitud de monstruos. El único hombre de su vida eraPedro Tercero, pues tenía vocación para un solo amor. La fuerza de eseinconmovible sentimiento la salvó de la mediocridad y de la tristeza de su destino.Permanecía fiel aun en los momentos en que él se perdía detrás de algunas ninfas depelo lacio y huesos largos, sin amarlo menos por ello. Al principio creía morir cada vezque se alejaba, pero pronto se dio cuenta de que sus ausencias duraban lo que unsuspiro y que invariablemente regresaba más enamorado y más dulce. Blanca preferíaesos encuentros furtivos con su amante en hoteles de cita, a la rutina de una vida encomún, al cansancio de un matrimonio y a la pesadumbre de envejecer juntoscompartiendo las penurias de fin de mes, el mal olor en la boca al despertar, el tediode los domingos y los achaques de la edad. Era una romántica incurable. Alguna veztuvo la tentación de tomar su maleta de payaso y lo que quedaba de las joyas delcalcetín, e irse con su hija a vivir con él, pero siempre se acobardaba. Tal vez temíaque ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevivir a lamás terrible de todas: la convivencia. Alba estaba creciendo muy rápido y comprendíaque no le iba a durar mucho el buen pretexto de velar por su hija para postergar lasexigencias de su amante, pero prefería siempre dejar la decisión para más adelante.En realidad, tanto como temía la rutina, la horrorizaba el estilo de vida de PedroTercero, su modesta casita de tablas y calaminas en una población obrera, entrecientos de otras tan pobres como la suya, con piso de tierra apisonada, sin agua y conun solo bombillo colgando del techo. Por ella, él salió de la población y se mudó a undepartamento en el centro, ascendiendo así, sin proponérselo, a una clase media a lacual nunca tuvo aspiración de pertenecer. Pero tampoco eso fue suficiente para Blanca.El departamento le pareció sórdido, oscuro, estrecho y el edificio promiscuo. Decía queno podía permitir que Alba creciera allí, jugando con otros niños en la calle y en lasescaleras, educándose en una escuela pública. Así se le pasó la juventud y entró en lamadurez, resignada a que los únicos momentos de placer eran cuando salíadisimuladamente con su mejor ropa, su perfume y las enaguas de mujerzuela que aPedro Tercero cautivaban y que ella escondía, arrebolada de vergüenza, en lo mássecreto de su ropero, pensando en las explicaciones que tendría que dar si alguien lasdescubría. Esa mujer práctica y terrenal para todos los aspectos de la existencia,sublimó su pasión de infancia, viviéndola trágicamente. La alimentó de fantasías, la idealizó, la defendió con fiereza, la depuró de las verdades prosaicas y pudo convertirlaen un amor de novela.“
„Miller se había negado a recurrir a los programas de rehabilitación de adicciones del hospital militar, tal como había rechazado los servicios de un psicólogo especializado en síndromes postraumáticos y ella estuvo plenamente de acuerdo en que esos eran recursos de maricas, había otros métodos más cortos y eficaces. Le vació las botellas en el lavabo, le tiró las drogas al excusado, después lo obligó a desnudarse y se llevó toda su ropa, su computadora, su teléfono y su prótesis. Se despidió de él con una señal optimista de los pulgares hacia arriba y lo dejó encerrado con llave, cojo y en pelotas. Miller debió soportar en frío la tortura de los primeros días de abstinencia, tiritando, alucinando, enloquecido de náuseas, angustia y dolor. Intentó en vano echar abajo la puerta a puñetazos y anudar las sábanas para descender por la ventana, pero estaba en un décimo piso. Golpeó la pared que lo separaba del apartamento de Maggie hasta romperse los nudillos y tanto le castañetearon los dientes. que uno se le quebró. Al tercer día cayó extenuado.“
„Hice una lista de prioridades para mis ochenta años: salud, recursos económicos, familia, perra, historias. Los dos primeros me permitirían decidir cómo y dónde vivir; tercero y cuarto me acompañarían; y las historias me mantendrían callada y entretenida, sin fregar a nadie. A“
„Hijo mío, la Santa Madre Iglesia está a la derecha, pero Jesucristo siempre estuvo a la izquierda —le decía enigmáticamente, entre sorbo y sorbo de vino de misa con que celebraba las visitas de Pedro Tercero.“
„Echaba de menos sexo, romance y amor. El primero lo conseguía de vez en cuando, el segundo era cuestión de suerte y el tercero era un premio del cielo que seguramente no le tocaría“
„Pedro Tercero tuvo que renunciar a sus paseos al pueblo, porque su padre lo requería a su lado. Lo secundaba de mal humor, haciéndole notar que se partían el lomo por volver a poner en pie la riqueza del patrón, pero que ellos seguían siendo tan pobres como antes. —Siempre ha sido así, hijo. Usted no puede cambiar la ley de Dios —le replicaba su padre.“
„Cuando aspiras a alcanzar el puesto más alto, recuerda que es honorable la segunda, o tercera posición.“
„Toda verdad atraviesa tres fases: primero, es ridiculizada; segundo, recibe violenta oposición; tercero, es aceptada como algo evidente.“
„La Biblia afirma: «Mientras el Espíritu del Señor obra dentro de nosotros, llegamos a ser cada vez más como él y reflejamos su gloria más aún«.12 Este proceso de transformarnos para ser más como Jesús se llama santificación, y es el tercer propósito de tu vida sobre la tierra.“
„Se deshonra el alma del hombre particularmente cuando, por lo que a sí toca, viene a hacerse como un divieso o una excrecencia en el cuerpo del mundo; porque irritarse con alguno de los acontecimientos que sobrevienen es como un absceso de la naturaleza universal, de la cual participan las naturalezas de todos los otros seres. El alma se deshonra asimismo cuando se muestra adversa a alguno de los otros hombres, o se comporta con él con intención de hacerle mal, como acontece con las almas poseídas de ira. Lo tercero, se deshonra cuando se da por vencida del dolor o el placer. Lo cuarto, cuando disimula, finge y altera la verdad por obra o de palabra. Lo quinto, cuando lanza su actividad o sus apetitos sin blanco fijo, y lo ejecuta todo al azar, y sin continuidad, siendo así que aun las más pequeñas acciones debieran tender a un fin propuesto: y el fin de los seres racionales es obedecer a la razón y a la ley de la naturaleza, la más augusta de las ciudades y gobiernos.“
„Los medicamentos controlan bastante los delirios. Como hoy, por ejemplo. Sé que no soy el emperador. Siemplemente sé mucho sobre el hombre que lo fue. Y sobre cómo dirigir un ejército. Y lo que pasó en 1812. Hoy sólo soy un historiador de tercera categoría. Pero mañana, no sé. Quizá fingiré tomarme la medicación que me den esta noche. Ya sabes, ponérmela bajo la lengua y escupirlas después. Hay algunos trucos que casi todo el mundo aprende en el hospital. O puede que la dosis se quede un poco corta. Eso también pasa, porque las enfermeras tienen que distribuir muchas pastillas y a veces no prestan atención como deberían a quién recibe qué. Y ya está: un delirio muy potente no necesita demasiado terreno para arraigar y florecer.“
„había sido un excelente corredor de medio fondo, pero en tercer curso una lesión en el talón de Aquiles lo había obligado a renunciar a la idea de formar parte de un equipo esponsorizado y“
„Artículo tercero. — El lugar maldito en que el cristianismo ha incubado sus huevos de basilisco será arrasado, y, como lugar infame de la tierra, constituirá el terror de toda la posteridad. En él se criarán serpientes venenosas.“
„Para vivir solo hay que ser un animal o un dios —dice Aristóteles—. Falta el tercer caso: hay que ser ambas cosas — un filósofo.“
Anteriores
1
…
4
5