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Relacionado con: veces
„Así pues, todos dicen que el universo ha sido engendrado, pero unos dicen que, una vez engendrado, es eterno, otros que corruptible, como cualquier otra de las cosas compuestas, otros dicen que es, alternativamente, de este modo y, al corromperse, de este otro, y que este proceso perdura siempre así, como Empédocles de Agrigento y Heráclito de Éfeso.“
„… puesto que tres son todas las dimensiones posibles y tres veces equivale a por todas partes.“
„También de otro modo resulta manifiesto que es imposible que lo que puede coromperse no se corrompa alguna vez.“
„Así pues, queda de manifiesto que es imposible que este mundo sea eterno y, a la vez, se haya generado.“
„Está claro, a la vez, que no existe lugar ni vacío ni tiempo fuera del primer cielo.“
„Lo maravilloso de una película, es que puedes convertirte en otra persona. Me gusta olvidarme de quien soy. Y ocurre muchas veces, es como si estuvieras en piloto automático.“
„Ellos inventan todo, ellos mienten, no quieren dar crédito de nada. Una vez, que me dejé crecer un poco la barba, y un periódico dijo que cada vello que tenía en la cara había sido transferido con un láser… ¿Cuanta ignorancia hay ahí? ¿Es que ahora no puedo dejarme crecer la barba? Un idiota ignorante fue el que escribió eso.“
„Incluso cuando estoy en casa, me siento solo. A veces me siento en mi habitación y lloro. Es tan difícil hacer amigos y hay algunas cosas de las que no puedes hablar con tus padres. A veces doy una vuelta por el vecindario por la noche, solamente esperando encontrar a alguien con quien hablar. Al final termino regresando a casa.“
„¡En esta vida no la supe amar!Dame otra vida para reparar,¡oh Dios! mis omisiones,para amarla con tantos corazonescomo tuve en mis cuerpos anteriores,para colmar de flores, de risas y de gloria sus instantes;para cuajar su pecho de diamantesy en la red de sus labios dejar presoslos enjambres de besosque no le di en las horas ya perdidas…Si es cierto que vivimos muchas vidasConforme a la creencia teosófica, Señor, otra existenciade limosna te pidopara quererla más que la he querido,paran que en ella nuestras alamas seantan una, que las gentes que nos veanen éxtasis perenne ir hacia Dios,digan: ¡Como se quieren esos dos!A la vez que nosotros murmuramoscon un instinto lúcido y profundo(mientras que nos besamoscomo locos): ¡Quizás ya nos amamoscon este mismo amor en otro mundo!“
„La frivolidad consiste en tener una tabla de valores invertida o desequilibrada en la que la forma importa más que el contenido, la apariencia más que la esencia y en la que el gesto y el desplante —la representación— hacen las veces de sentimientos e ideas.“
„Mentira, el recuerdo del colegio despertaba aún esa inevitable sensación sombría y huraña bajo la cual su espíritu se contraía como una mimosa al contacto de la piel humana. Sólo que el malestar era cada vez más efímero, un pasajero granito de arena en el ojo, ya estaba bien de nuevo.“
„Alberto pensó súbitamente, en el bautizo de los perros. Por primera vez, después de tres años, sentía esa sensación de impotencia y humillación radical que había descubierto al ingresar al colegio. Sin embargo, ahora era todavía peor: al menos, el bautizo se compartía.“
„Con ese Julio Cortázar era posible ser amigo pero imposible intimar. La distancia que él sabía imponer, gracias a un sistema de cortesías y de reglas a las que había que someterse para conservar su amistad era uno de los encantos del personaje: lo nimbaba de cierto misterio, daba a su vida una dimensión secreta que parecía ser la fuente de ese fondo inquietante, irracional y violento, que transparecía a veces en sus textos, aún los más mataperros y risueños. Era un hombre eminentemente privado, con un mundo interior construido y preservado como una obra de arte al que probablemente sólo Aurora tenía acceso, y para el que nada, fuera de literatura, parecía importar, acaso existir“
„Luego de tantos años de servir al Jefe, habías perdido los escrúpulos, la sensibilidad, el menor asomo de rectitud. Igual que tus colegas. Igual que el país entero, tal vez. ¿Era ése el requisito para mantenerse en el poder sin morirse de asco? Volverse un desalmado, un monstruo como tu Jefe. Quedarse frescos y contentos como el bello Ramfis después de violar y dejar desangrándose en el Hospital Marión a Rosalía. La“
„Quique pensó que no volvería a excitarse pero, pasado un momento en esta postura —él echado de espaldas, Marisa acuclillada sobre su cara, ofreciéndole un sexo rojizo que él lamía concienzudamente, y Chabela arrodillada entre sus piernas y con su pene en la boca—, sintió de pronto que su sexo comenzaba a endurecerse otra vez y ese delicioso cosquilleo en los testículos, síntoma seguro de la excitación. Con“
„¿Valía la pena, papá? ¿Era por la ilusión de estar disfrutando del poder? A veces pienso que no, que medrar era lo secundario. Que, en verdad, a ti, a Arala, a Pichardo, a Chirinos, a Álvarez Pina, a Manuel Alfonso, les gustaba ensuciarse. Que Trujillo les sacó del fondo del alma una vocación masoquista, de seres que necesitaban ser escupidos, maltratados, que sintiéndose abyectos se realizaban. El“
„Alberto soñaba sin cerrar los ojos. Habían bastado apenas unos segundos para que el mundo que abandonó le abriera sus puertas y lo recibiera otra vez en su seno sin tomarle cuentas, como si el lugar que ocupaba entre ellos le hubiera sido celosamente guardado durante esos tres años. Había recuperado su porvenir“
„Los enfrentamientos religiosos son la más antigua forma de matanza que la Historia conoce. Estamos otra vez como al principio.“
„Ahora ella está de frente a él. De golpe, Alberto descubre que el rostro tantas veces evocado en el colegio estás últimas semanas tenía una firmeza que no asoma en el rostro que ve a su lado, el mismo que vio en el cine Metro, o tras esa puerta, cuando se despidieron, un rostro cohibido, unos ojos tímidos que se apartan de los suyos y se abren y cierran como tocados por el sol de verano.“
„En eso, estalló la balacera a sus espaldas. Una gritería ensordecedora se levantó alrededor; la gente corría entre los autos, los carros se trepaban a las veredas. Antonio oyó voces histéricas: «¡Ríndanse, carajo!». «¡Están rodeados, pendejos!» Al ver que Juan Tomás, exhausto, se paraba, se paró también a su lado y comenzó a disparar. Lo hacía a ciegas, porque caliés y guardias se escudaban detrás de los Volkswagen, atravesados como parapetos en la pista, interrumpiendo el tráfico. Vio caer a Juan Tomás de rodillas, y lo vio llevarse la pistola a la boca, pero no alcanzó a dispararse porque varios impactos lo tumbaron. A él le habían caído muchas balas ya, pero no estaba muerto. «No estoy muerto, coño, no estoy.» Había disparado todos los tiros de su cargador y, en el suelo, trataba de deslizar la mano al bolsillo para tragarse la estricnina. La maldita mano pendeja no le obedeció. No hacía falta, Antonio. Veía las estrellas brillantes de la noche que empezaba, veía la risueña cara de Tavito y se sentía joven otra vez.“
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