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„¡Juro por el Dios de mis padres, juro por mi patria, juro por mi honor, que no daré tranquilidad a mi alma, ni descanso a mi brazo, hasta no ver rotas las cadenas que que nos oprimen por voluntad del poder español!.“
„Compañeros juremos no dejar las armas de la mano hasta ver al país enteramente libre o morir con ellas como hombres de coraje.“
„Tomar las más insignificantes decisiones podía provocar profundas repercusiones. Unos diez minutos de espera podrían salvar una vida. O terminarla. Un giro equivocado bajando por la calle correcta o una conversación aparentemente sin importancia, y todo cambiaba. No era justo que cada vida fuera definida, arruinada, acabada y lo hiciera por tales detalles aparentemente inofensivos. Un importante acontecimiento que cambiase la vida debería venir con una señal de advertencia que dijera: ABANDONA TODA ESPERANZA o PONTE A SALVO. Era una broma cruel que nadie pudiera ver las curvas más peligrosas hasta que estabas sobre el borde, cayendo al abismo. (Ambrose)“
„Grace apretó los dientes al ver el rechazo en los ojos de Julian. No obstante, ¿quién podría culparlo?Lo habían herido en incontables ocasiones. Sin embargo, de algún modo, de alguna forma, lograría demostrarle lo mucho que significaba para ella.Tenía que hacerlo. Porque perderlo significaría la muerte para ella.“
„Ash —dijo, su voz entusiasta—, ¿puedes hacer algo por mí?—Cualquier cosa, Sota. Dilo y es tuyo.—Hazme hermosa.El giró su rostro hacia él y le dio un beso en los labios que prendió fuego a su sangre.Retirándose él le sonrió.—Ya está. Eres la mujer más bella del mundo.Tory se giró hacia el espejo, muriéndose por ver como lucía.Cuando se vio a sí misma, frunció el ceño.No había cambiado.—¡Ash!—¿Qué? — le pregunto inocentemente, tirando de su espalda contra su pecho a fin de quepueda mirarla en el espejo.—No hiciste nada.Su mirada se encontró con la suya y la sinceridad en esos remolinantes ojos de plata laquemaron.—Tú eres la mujer más bella del mundo, Soteria. Esta es la mujer de la que me enamoré y nohay nada acerca de ti que yo cambiaría.Recostándose sobre él, se inclinó para tocar su mejilla.—¿De verdad?—Por supuesto. Y espero que algún día, tengamos una casa llena de niños que luzcan comotú.“
„Nunca verás los momentos por venir, que mutilarán para siempre tu vida al menos no hasta después que te hayan rasgado.“
„Su rabia y pérdida, la entiendo perfectamente, y no la culpo en lo más mínimo. No hay peor sensación que tener todo tu mundo destrozado y que no haya nada que puedas hacer para detenerlo. Sentirte en completa y absoluta miseria, y mirar alrededor y ver un mundo que en realidad no da una mierda por ti… eso te golpea a un nivel que agradezco a los dioses no puedas entender o imaginar. Porque nadie debería conocer ese tipo de infierno. Estás perdido en el dolor, gritando a pleno pulmón pidiendo ayuda y nadie te escucha. A nadie le importa. Ellos siguen con sus putrefactas vidas, ajenos a tu agonía. Y cuando llega el momento en que te das cuenta de lo solo que estás… de lo poco que les importas a otras personas, pierdes todo el funcionamiento cognitivo. Te conviertes en un animal rabioso. Todo lo que importa entonces es que les hagas comprender tu dolor. Sacarlos de su ciega autocomplacencia para que compartan ese infierno tuyo. En ese momento, quieres sentir su sangre en las manos. Saborearla en tus labios. Bañarte en ella hasta estar borracho y tener la piel arrugada. Ese es el lugar de locura que vive profundamente dentro de todos. La mayoría de la gente puede tocarlo una, quizás dos veces en su vida, pero jamás llegan a traspasarlo.“
„¿Por qué no?-preguntó Ash a su vez con cara espantada-. Cuando quieres a alguien, cuando lo quieres de verdad, ya sea un amigo o un amante, desnudas tu alma. Le entregas una parte de ti que no le has dado a nadie y le dejas ver una parte de tu persona que solo él o ella puede herir. Prácticamente le das el cuchillo y el mapa con los puntos exactos para que corte en el sitio preciso de tu corazón y de tu alma. Y cuando ataca, te deja lisiado. Te destroza el corazón. Te deja desnudo, expuesto, y te preguntas qué has hecho para provocar tanta rabia cuando lo único que querías era amar a esa persona. Te preguntas qué es lo que haces mal para que nadie confíe en ti, para que nadie te ame. Si pasa una vez, es malo. Pero si se repite… ¿te parece que no es para asustarse?“
„Bast, de pie en el umbral, casi danzaba de irritación. Al ver acercarse a Kote, echó a correr calle abajo agitando, furioso, un pedazo de papel.—¿Una nota? ¿Te escapas y me dejas una nota? —dijo en voz baja, pero furioso—. ¿Por quién me has tomado, por una ramera de puerto?Kote se dio la vuelta y sacudió los hombros hasta depositar el cuerpo inerte de Cronista en los brazos de Bast.—Sabía que lo único que harías sería discutir conmigo, Bast.Bast sujetó a Cronista ante él sin esfuerzo.—Si al menos hubiera sido una nota decente. «Si estás leyendo esto, seguramente estoy muerto.» ¿Qué clase de nota es esa?“
„No empezaréis sin mí, ¿verdad?—Empezaremos tan pronto como nuestro invitado haya comido y esté preparado —respondió Kote. Y, al ver la expresión de su joven alumno, se ablandó un poco—. De modo que calculo que tienes un par de horas.Bast echó un vistazo al otro lado del umbral y, vacilante, volvió a mirar al posadero. Este, divertido, esbozó una sonrisa.—Si no has vuelto para entonces, te llamaré antes de empezar. —Y ahuyentándolo con un gesto de la mano, añadió—: Vete ya.“
„No soportaba oír música y no formar parte de ella. Es como ver a la mujer que amas acostándose con otro hombre.“
„¿De qué sirve la atención? Es más, ¿de qué sirve observar? La gente siempre está observando cosas. Lo que debería hacer es ver. Yo veo las cosas que miro. Soy el que ve.“
„Imaginad que la música es una gran ciudad enmarañada, como Tarbean. En los años que pasé viviendo allí, acabé conociendo bien sus calles. No sólo las principales. No sólo los callejones. Conocía atajos y tejados y secciones de las alcantarillas. Gracias a eso, podía moverme por la ciudad como un conejo entre las zarzas. Era rápido, ingenioso, astuto.Denna, en cambio, no había recibido ninguna instrucción. No conocía ningún atajo. Lo lógico habría sido que hubiera deambulado por la ciudad, perdida e impotente, atrapada en un retorcido laberinto de piedra y argamasa.Pero no: ella atravesaba las paredes. No sabía hacer otra cosa. Nadie le había dicho nunca que no pudiera hacerlo. Por eso se movía por la ciudad como un ser feérico. Paseaba por calles que nadie podía ver, y eso hacia que su música fuera salvaje, extraña, libre.“
„Dado que Imre era un refugio para la música y el teatro, quizá penséis que yo pasaba mucho tiempo allí, pero nada podría estar más lejos de la verdad. Solo había estado en Imre una vez. Wilem y Simmon me habían llevado a una posada donde tocaba un trío de hábiles músicos: laúd, flauta y tambor. Pedí una jarra de cerveza pequeña que me costó medio penique y me relajé, dispuesto a disfrutar de una velada con mis amigos…Pero no pude. Apenas unos minutos después de que empezara a sonar la música, casi salí corriendo del local. Dudo mucho que podáis entender por qué, pero supongo que si quiero que esto tenga algún sentido, tendré que explicároslo.No soportaba oír música y no formar parte de ella. Era como ver a la mujer que amas acostándose con otro hombre. No. No es eso. Era como…Era como los consumidores de resina que había visto en Tarbean. La resina de denner era ilegal, por supuesto, pero había partes de la ciudad en que eso no importaba. La resina se vendía envuelta en papel encerado, como los pirulís o los tofes. Mascarla te llenaba de euforia. De felicidad. De satisfacción.Pero pasadas unas horas estabas temblando, dominado por una desesperada necesidad de consumir más, y esa ansia empeoraba cuanto más tiempo llevabas consumiéndola. Una vez, en Tarbean, vi a una joven de no más de dieciséis años con los reveladores ojos hundidos y los dientes exageradamente blancos de los adictos perdidos. Le estaba pidiendo un «caramelo» de resina a un marinero, que lo sostenía fuera de su alcance, burlándose de ella. Le decía a la chica que se lo daría si se desnudaba y bailaba para él allí mismo, en medio de la calle.La chica lo hizo, sin importarle quién pudiera estar mirando, sin importarle que fuera casi el Solsticio de Invierno y que en la calle hubiera diez centímetros de nieve. Se quitó la ropa y bailó desenfrenadamente; le temblaban las pálidas extremidades, y sus movimientos eran patéticos y espasmódicos. Entonces, cuando el marinero rio y negó con la cabeza, ella cayó de rodillas en la nieve, suplicando y sollozando, agarrándose desesperadamente a las piernas del marinero, prometiéndole que haría cualquier cosa que le pidiera, cualquier cosa…Así era como me sentía yo cuando oía tocar a unos músicos. No podía soportarlo. La ausencia diaria de mi música era como un dolor de muelas al que me había acostumbrado. Podía vivir con ello. Pero no soportaba ver cómo agitaban delante de mí el objeto de mi deseo.“
„Que extraño ver la luz que alumbra a los mortales apagarse día a día, saber que sus brillantes almas son yesca y que el viento encontrará su propia guía. Ojalá pudiera prestarles mi fuego. ¿que presagia tu parpadeo?“
„Si lo pensáis en términos musicales, es más fácil entenderlo. A veces un hombre disfruta oyendo una sinfonía. Otras le apetece más una giga. Con el amor pasa lo mismo. Cierto tipo de amor resulta adecuado para los mullidos almohadones de un claro crepuscular. Otro resulta natural en el desorden de las sábanas de una cama estrecha en el último piso de una posada. Cada mujer es como un instrumento, y espera que la entiendan, la amen y la toquen con delicadeza, para por fin hacer sonar su verdadera música.Habrá quien se ofenda con esta manera de ver las cosas, si no entiende cómo concibe la música un artista. Habrá quien piense que degrado a las mujeres. Habrá quien me considere insensible, grosero o zafio.Pero esos no entienden el amor, ni la música, ni me entienden a mí.“
„Pero all no había nadie que pudiera ver cómo secedió todo. Y no había ningún Dios que guiara la rueda. Solo estaba yo.“
„Estuviera donde estuviese, siempre era el centro de todas las miradas, -Kvothe frunció el seño-. No me interpretéis mal. No quiero decir que fuera llamativa, ni vanidosa. Si miramos el fuego es porque parpadea, porque resplandece. Lo que hace que un hombre se acerque al fuego no tiene nada que ver con su resplandor. Lo que te atrae del fuego es el calor que sientes cuando te acercas a él. Con Denna pasaba lo mismo.“
„¡Demasiado tarde! —exclamó, y por un instante adoptó una actitud infantil—. Has mirado demasiado y no has visto suficiente. Mirar demasiado puede impedirte ver, ¿lo ves?“
„Si miramos el fuego es porque parpadea, porque resplandece. Lo que atrae nuestra mirada es la luz, pero lo que hace que un hombre se acerque al fuego no tiene nada que ver con su resplandor. Lo que te atrae del fuego es el calor que sientes cuando te acercas a él. Con ella pasaba lo mismo.“
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