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Relacionado con: voz
„Al salir del velorio había movido una taza vacía frente a mí. Había dicho: «He leído su suerte en el café». Yo iba hacia la puerta, entre las otras muchachas y oía la voz de él, honda, convincente, apacible: «Cuente siete estrellas y soñará conmigo». Al pasar junto a la puerta vimos al niño de Paloquemado en la cajita, la cara cubierta con polvos de arroz, una rosa en la boca y los ojos abiertos con palillos. Febrero nos mandaba tibias bocanadas de su muerte y en el cuarto flotaba el vaho de los jazmines y las violetas tostadas por el calor. Pero en el silencio del muerto, la otra voz era constante y única: «Recuérdelo bien. Nada más que siete estrellas».“
„Ambos iniciamos el impulso para levantarnos de la mesa y echarnos al medio de la calle, cuando la voz impasible de Germán Vargas nos frenó en seco con una lección para siempre: —El que se levante primero ya perdió.“
„Entonces acababa de cumplir 20 años, era viudo reciente y rico, estaba deslumbrado por la coronación de Napoleón Bonaparte, se había hecho masón, recitaba de memoria en voz alta sus páginas favoritas de Emilio y La Nueva Eloísa, de Rousseau, que habían sido sus libros de cabecera durante mucho tiempo, y había viajado a pie, de la mano de su maestro y con su morral a la espalda, a través de casi toda Europa.“
„Hombres de mala ley, decía en voz muy baja, animales de mierda que no son capaces de hacer nada que no sean desgracias.»“
„Una tarde, cuando todos dormían la siesta, no resisitó más y fue a su dormitorio. Lo encontró en calzoncillos, despierto, tendido en la hamaca que había colgadio de de los horcones con cables de amarrar barcos. La impresionó tanto su enorme desnudez tarabiscoteada que sintió el impulso de retroceder. «Pedone», se excuso. «No sabía que estaba aquí.» pero apago la voz para no despertar a nadie. «Ven acá», dijo él. Rebeca obedeció. Se detuvo junto a la hamaca, sudando hielo, sintiendo que se le fromaban nudos en las tripas, mientras José Arcadio le acariciaba los tobillos con la yema de los dedos, y luego las pantorrillas y luego los muslos, murmurando: «Ay, hermanita; ay, hermanita» Ella tuvo que hacer un esfuerzo sobrenatural para no morirse cuando una potencia ciclónica asombrosamente regulada la levantó por la cintura y la despojo de su intimidad con tres zarpazos, y la descuartizó como a un pajarito. Alcanzó a dar gracias a Dios por haber nacido, antes de perder la conciencia en el placer inconcebible de aquel dolor insportable, chapaleando en el pantano humeante de la hamaca que absorbió como un papel secante la explosión de su sangre.“
„Sentí que se me encogía la garganta y, a falta de palabras, me mordí la voz.“
„En la guerra hizo fortuna y en el amor lo perdió todo. Estaba escrito que no había nacido para ser feliz y que nunca podría llegar a saborear el fruto que aquella primavera tardía había llevado a su corazón. Supo entonces que viviría el resto de sus días en el otoño perpetuo de la soledad sin más compañía ni recuerdo que el anhelo y el remordimiento, y que, cuando alguien preguntara quién había construido aquella casa y quién había vivido en ella antes de que se convirtiera en un embrujo de ruinas, las gentes que la habían conocido y sabían de su historia maldita bajarían la mirada y dirían, con voz leve y rogando que sus palabras se las llevase el viento: nadie. Pronto“
„De niño aprendí a conciliar el sueño mientras le explicaba a mi madre en la penumbra de mi habitación las incidencias de la jornada, mis andanzas en el colegio, lo que había aprendido aquel día… No podía oír su voz o sentir su tacto, pero su luz y su calor ardían en cada rincón de aquella casa y yo, con la fe de los que todavía pueden contar sus años con los dedos de las manos, creía que si cerraba los ojos y le hablaba, ella podría oírme desde donde estuviese.“
„Su idioma eran las texturas y los ecos, el color de las voces, el ritmo de los pasos.“
„Nada alimenta el olvido como una guerra, Daniel. Todos callamos y se esfuerzan en convencernos de lo que hemos visto, lo que hemos hecho, lo que hemos aprendido de nosotros mismos y de los demás, es una ilusión, una pesadilla pasajera. Las guerras no tienen memoria y nadie se atreve a comprenderlas hasta que ya no quedan voces para contar lo que pasó, hasta que llega el momento en que no se las reconoce y regresan, con otra cara y otro nombre, a devorar lo que dejaron atrás.“
„Incluso ella comprendía que no bastaba con aquello, que cada minuto que Penélope y Julián pasaban juntos les unía más. Hace tiempo que el aya había aprendido a reconocer en sus miradas el desafío y la arrogancia del deseo: una voluntad ciega de ser descubiertos, de que su secreto fuera un escándalo a voces y ya no tuvieran que ocultarse en rincones y desvanes para amarse a tientas. A veces, cuando Jacinta acudía a arropar a Penélope, la muchacha se deshacía en lagrimas y le confesaba sus deseos de huir con Julián, de tomar el primer tren y escapar a donde nadie les conociese.“
„A grandes voces despertaron a los araucanos.“
„Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando.“
„No una certidumbre metódica, oh no, viejo querido, eso no por lo que más quieras, ni un in vino veritas ni una dialéctica a lo Fichte u otros lapidarios spinozianos, solamente como una aceptación en la náusea, Heráclito se había hecho enterrar en un montón de estiércol para curarse la hidropesía(…) En la mierda hasta el cogote, Heráclito el Oscuro, exactamente igual que ellos pero sin el vino, y además para curarse la hidropesía. Entonces tal vez fuera eso, estar en la mierda hasta el cogote y también esperar, porque seguramente Heráclito había tenido que quedarse en la mierda días enteros, y Oliveira se estaba acordando que también Heráclito había dicho que si no se esperaba jamás se encontraría lo inesperado (…) Apretando el cigarrillo entre los labios hasta sentirlo casi como parte de la boca, Oliveira la escuchaba, la dejaba que se fuera apretando contra él, se repetía fríamente que no era mejor que ella y que en el peor de los casos siempre podría curarse como Heráclito, tal vez el mensaje más penetrante del Oscuro era el que no había escrito, dejando que la anécdota, la voz de los discípulos la transmitiera para que quizá algún oído fino entendiese alguna vez.“
„Me siento morir en ti, atravesado de espaciosque crecen, que me comen igual que mariposashambrientas.Cierro los ojos y estoy tendido en tu memoria,apenas vivo,con los abiertos labios donde remonta el río delolvido.Y tú, con delicadas pinzas de paciencia mearrancaslos dientes, las pestañas, me desnudasel trébol de la voz, la sombra del deseo,vas abriendo en mi nombre ventanas al espacioy agujeros azules en mi pechopor donde los veranos huyen lamentándose.Transparente, aguzado, entretejido de airefloto en la duermevela, y todavíadigo tu nombre y despierto acongojado.Pero te esfuerzas y me olvidas,yo soy apenas la burbujaque te refleja, que destruiráscon sólo un parpadeo.“
„Las voces de todas las piedras del mundo resuenan en todas las cataratas y barrancas del mundo, con hilillos de voces de plata, ocasión infinita de amar a las mujeres y a Dios…“
„El poeta ¡Oh rosa, me hablan de la guerra! ¿Cómo podré decirles que eres aquí en mi ser exactamente la sola y esencial respuesta? Yo no estoy lejos de la calle porque abra arriba mi balcón, ni lejos del cantar mi voz porque en el coro usual no cante. Oh rosa, me hablan de los hombres como de un triste y cruel trabajo. Sólo tú sabes que te canto para llevarte hasta sus voces.“
„Nunca habían hablado con esa voz, nunca se habían callado así.“
„Yo tuve un hermanono nos vimos nuncapero no importaba.Yo tuve un hermanoque iba por los montesmientras yo dormía.Lo quise a mi modole tomé su vozlibre como el agua.Camine de a ratoscerca de su sombrano nos vimos nuncapero no importaba.Mi hermano despiertomientras yo dormía.Mi hermano mostrándomedetrás de la nochesu estrella elegida.“
„Sabemos tantas cosas, que la aritmética es falsa, que uno más uno no siempre son uno sino dos o ninguno, nos sobra tiempo para hojear el álbum de agujeros, de ventanas cerradas, de cartas sin voz y sin perfume.“
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