„rara vez el hombre digno de ser amado coincide con la hora de amar. Raramente dice la naturaleza «¡Mira!» al pobre ser humano en el instante en que hacerlo así puede conducirle a la felicidad; y pocas veces responde «Aquí» al grito de «¿Dónde?», hasta que ese juego del escondite degenera en un pasatiempo pesado y tedioso.“

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