„Y mientras aguardaba al mounstro concluí que Suiza era el país perfecto para las pesadillas de Füssli y para la chispa incendiaria de Rousseau, para la sonrisa regicida de Voltaire, para los laberintos espaciales de Joyce y para los laberintos mentales de Borges; que en cada rincón de aquellas montañas parece posible la rosa que resurge de la ceniza en las manos de Paracelso.“

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