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Gustave Flaubert
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„Estuve a punto de desmayarme la primera vez que vi desnudos los dos pechos de una mujer.“
„Aunque mi mente y mis principios eran calumniados, nadie atacaba mi corazón, pues, por entonces, yo era bondadoso, y las miserias ajenas me arrancaban lágrimas.“
„De niño me gustaba todo lo que puede verse; de adolescente, todo lo que puede sentirse; de adulto, ya no me gusta nada.“
„Me parece que es mejor describir tranquilamente aquello que nos exaspera. Disecar es una venganza.“
„Creo que la felicidad sólo se encuentra al lado de una buena mujer; todo está en encontrarla, y en ser al mismo tiempo un hombre de bien: doble y temerosa condición.“
„A los ídolos no hay que tocarlos: se queda el dorado en las manos.“
„León repuso con viveza que casi nadie es capaz de comprender a los seres que tienden hacia un ideal.“
„Un corazón es una riqueza que no se vende ni se compra, pero que se regala.“
„Un alma se mide por la dimensión de su deseo, del mismo modo que se juzga de antemano a una catedral por la altura de sus torres.“
„[…] Y haciéndole sentar al borde del lecho, empezaba a hablarle de sus penas. «El la olvidaba… Amaba a otra… Ya le habíand dicho que sería desgraciada.» Y acababa pidiéndole algún jarabe para su salud y un poco más de amor.“
„Esta prohibición de verla era para él como un derecho a amarla.“
„A veces recordamos durante siglos cierto momento que ya no volverá, que ha pasado, que está en la nada para siempre, y por el que pagaríamos en prenda todo nuestro futuro“
„Además, para triunfar siempre en la vida no hace falta más que mucho tupé.“
„¿Dónde encontrar, en efecto, más patriotismo que en el campo, más entrega a la causa pública, más inteligencia, en una palabra?“
„En vez de desviar su imaginación de él, aún más se aferraba a su recuerdo, excitándose en el dolor y buscando cuantas ocasiones se presentaban para padecerlo.“
„Su corazón, como la gente que no puede soportar más que una cierta dosis de música, se adormecía de indiferencia en el estrépito de un amor cuyas delicadezas ya no distinguía.“
„Te dices libre, y cada día actúas empujado por mil cosas.“
„Me había corrompido el gusto y el corazón, como decían mis profesores, y, entre tantos seres con inclinaciones innobles, mi independencia espiritual me había hecho estimar al más depravado de todos; era degradado al rango más bajo por la superioridad misma. Apenas me concedían la imaginación, es decir, según ellos, una exaltación del cerebro vecina de la locura.“
„La tela de su vestido se prendía en el terciopelo de la levita de Rodolfo; inclinó hacia atrás su blanco cuello que se dilataba con un suspiro y desfallecida, deshecha en llanto, con una largo estremecimiento y tapándose la cara, se entregó.“
„Ya no hay artistas como los de antaño, de aquellos cuya vida y alma eran el instrumento ciego del apetito de belleza, órganos de Dios mediante los cuales se probaba a sí mismo su existencia. Para ellos el mundo no importaba. Nadie supo nada de sus dolores. Se acostaban tristes todas las noches y contemplaban la vida humana con una mirada de asombro, igual que nosotros contemplamos un hormiguero.“
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