„No es que no tengamos un alma, sino que tenemos muchas (esto quizá es otra forma de ateísmo) y aprovechan cualquier vidrio o rotulador para volar un poco fuera de nosotros y mirarnos a distancia. Uno se mira hacia adentro y nunca se encuentra el alma ni nada que lo valga, pero uno descubre almas suyas pegadas por las paredes, posadas en los rincones, como mariposas. Hay que cazar almas propias, sí, como Nabokov cazaba mariposas. Hay que ser el entomólogo de todas esas almas menores y cursis que llevamos dentro, y que en seguida se vuelan, y serlo no por nada, sino porque resulta distraído y hasta sirve, quizá, para hacer un libro.“

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