„La generación maldita que nos antecede ha cultivado los valores antiheroicos y derrotistas. Ha sido infiel a la sangre hispana, inclinándose ante el extranjero con servidumbre. ¡Esto no puede ser, y no será! Hoy hay que emplear el heroísmo dentro de casa. ¡Nada de alianzas con los viejos traidores! El nervio político de las juventudes no puede aceptar los dilemas cómodos que se le ofrecen. La revolución ha de ser más honda, de contenidos y estructuras, no de superficies. Los viejos pacifistas y ramplones quieren detenerlo todo con el tope de los tópicos. ¡Fuera con ellos! Volvamos a la autenticidad hispana, a los imperativos hispanos. A un lado, el español nuevo con la responsabilidad nueva. A otro, el español viejo con la vieja responsabilidad de sus plañidos y sus lágrimas.“

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