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Relacionado con: aire
„Sacudimiento extraño que agita las ideas, como huracán que empuja las olas en tropel. Murmullo que en el alma se eleva y va creciendo como volcán que sordo anuncia que va a arder. Deformes siluetas de seres imposibles; paisajes que aparecen como al través de un tul. Colores que fundiéndose remedan en el aire los átomos del iris que nadan en la luz. Ideas sin palabras, palabras sin sentido; cadencias que no tienen ni ritmo ni compás. Memorias y deseos de cosas que no existen; accesos de alegría, impulsos de llorar. Actividad nerviosa que no halla en qué emplearse; sin riendas que le guíen, caballo volador. Locura que el espíritu exalta y desfallece, embriaguez divina del genio creador… Tal es la inspiración. Gigante voz que el caos ordena en el cerebro y entre las sombras hace la luz aparecer. Brillante rienda de oro que poderosa enfrena de la exaltada mente el volador corcel. Hilo de luz que en haces los pensamientos ata; sol que las nubes rompe y toca en el zenít. Inteligente mano que en un collar de perlas consigue las indóciles palabras reunir. Armonioso ritmo que con cadencia y número las fugitivas notas encierra en el compás. Cincel que el bloque muerde la estatua modelando, y la belleza plástica añade a la ideal. Atmósfera en que giran con orden las ideas, cual átomos que agrupa recóndita atracción. Raudal en cuyas ondas su sed la fiebre apaga, oasis que al espíritu devuelve su vigor… Tal es nuestra razón. Con ambas siempre en lucha y de ambas vencedor, tan sólo al genio es dado a un yugo atar las dos.“
„Los suspiros son aire y van al aire.Las lágrimas son agua y van al mar.Dime mujer, cuando el amor se olvida,¿Sabes tú adónde va?“
„Si aquella noche el rostro de Inés se me mostró en las facciones de Bob, si en algún momento el fraternal parecido pudo aprovechar la trampa de un gesto para darme a Inés por Bob, fue aquella, entonces, la última vez que vi a la muchacha. Es cierto que volví a estar con ella dos noches después en la entrevista habitual, y un mediodía en un encuentro impuesto por mi desesperación, inútil, sabiendo de antemano que todo recurso de palabra y presencia sería inútil, que todos mis machacantes ruegos morirían de manera asombrosa, como si no hubieran sido nunca, disueltos en el enorme aire azul de la plaza, bajo el follaje de verde apacible en mitad de la buena estación.Las pequeñas y rápidas partes del rostro de Inés que me había mostrado aquella noche Bob, aunque dirigidas contra mí, unidas a la agresión, participaban del entusiasmo y el candor de la muchacha. Pero cómo hablar a Inés, cómo tocarla, convencerla a través de la repentina mujer apática de las dos últimas entrevistas. Cómo reconocerla o siquiera evocarla mirando a la mujer de largo cuerpo rígido en el sillón de su casa y en el banco de la plaza, de una igual rigidez resuelta y mantenida en las dos distintas horas y los dos parajes; la mujer de cuello tenso, los ojos hacia delante, la boca muerta, las manos plantadas en el regazo. Yo la miraba y era “no”, sabía que era “no” todo el aire que la estaba rodeando.“
„Las mentes humanas están más llenas de misterios que cualquier libro escrito y son más cambiantes que las formas de las nubes en el aire.“
„Pienso cuando maduraban los limones. En el viento de febrero que rompía los tallos de los helechos, antes que el abandono los secara; los limones maduros que llenaban con su olor el viejo patio.El viento bajaba de las montañas en las mañanas de febrero. Y las nubes se quedaban allá arriba en espera de que el tiempo bueno las hiciera bajar al valle; mientras tanto dejaban vacío el cielo azul, dejaban que la luz cayera en el juego del viento haciendo círculos sobre la tierra, removiendo el polvo y batiendo las ramas de los naranjos.Y los gorriones reían; picoteaban las hojas que el aire hacía caer, y reían; dejaban sus plumas entre las espinas de las ramas y perseguían a las mariposas y reían. Era esa época.En febrero, cuando las mañanas estaban llenas de viento, de gorriones y de luz azul. Me acuerdo.Mi madre murió entonces.Que yo debía haber gritado: que mis manos tenían que haberse hecho pedazos estrujando su desesperación. Así hubieras tú querido que fuera. ¿Pero acaso no era alegre aquella mañana? Por la puerta abierta entraba el aire, quebrando las guías de la yedra. En mis piernas comenzaba a crecer el vello entre las venas, y mis manos temblaban tibias al tocar mis senos. Los gorriones jugaban. En las lomas se mecían las espigas. Me dio lástima que ella ya no volviera a ver el juego del viento en los jazmines; que cerrara sus ojos a la luz de los días. ¿Pero por qué iba a llorar?“
„Allí, donde el aire cambia el color de las cosas; donde se ventila la vida como si fiera un murmullo; como si fuera un puro murmullo de la vida…“
„No había aire. Tuve que sorber el mismo aire que salía de mi boca, deteniéndolo con las manos antes de que se fuera. Lo sentía ir y venir, cada vez menos; hasta que se hizo tan delgado que se filtró entre mis dedos para siempre“
„Allá hallarás mi querencia. El lugar que yo quise. Donde los sueños me enflaquecieron. Mi pueblo, levantado sobre la llanura. Lleno de árboles y de hojas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos. Sentirás que allí uno quisiera vivir para la eternidad. El amanecer; la mañana; el mediodía y la noche, siempre los mismos; pero con la diferencia del aire. Allí, donde el aire cambia el color de las cosas; donde se ventila la vida como si fuera un murmullo; como si fuera un puro murmullo de la vida…“
„Hay aire y sol, hay nubes. Allá arriba un cielo azul y detrás de él tal vez haya canciones; tal vez mejores voces… Hay esperanza, en suma. Hay esperanza para nosotros, contra nuestro pesar.“
„Tú y yo de la mano como dos buenos amigos; como dos buenos compañeros, unidos para caminar sobre el ancho mundo. Y que no bajen las nubes, que nunca bajen sobre nosotros. Tú, aire de las colinas, las espantarás con esa virtud de que estás llena“
„«Hace mucho tiempo que te fuiste, Susana. La luz era igual entonces que ahora, no tan bermeja; pero era la misma pobre luz sin lumbre, envuelta en el paño blanco de la neblina que hay ahora. Era el mismo momento. Yo aquí, junto a la puerta mirando el amanecer y mirando cuando te ibas, siguiendo el camino del cielo; por donde el cielo comenzaba a abrirse en luces, alejándote, cada vez más desteñida entre las sombras de la tierra.»Fue la última vez que te vi. Pasaste rozando con tu cuerpo las ramas del paraíso que está en la vereda y te llevaste con tu aire sus últimas hojas. Luego desapareciste. Te dije: «¡Regresa Susana!»»Pedro Páramo siguió moviendo los labios, susurrando palabras. Después cerró la boca y entreabrió los ojos, en los que se reflejó la débil claridad del amanecer.Amanecía.“
„No estoy ni triste ni alegre; este aire de aquí te llena de una muy vaga exaltación y te hace conocer un estado que parece tan lejano de la alegría como de la pena; quizá esto sea la felicidad.“
„El remanso del airebajo la rama del eco.El remanso del aguabajo fronda de luceros.El remanso de tu bocabajo espesura de besos.“
„Amor de mis entrañas, viva muerte,en vano espero tu palabra escritay pienso, con la flor que se marchita,que si vivo sin mí quiero perderte.El aire es inmortal. La piedra inerteni conoce la sombra ni la evita.Corazón interior no necesitala miel helada que la luna vierte.Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,tigre y paloma, sobre tu cinturaen duelo de mordiscos y azucenas.Llena pues de palabras mi locurao déjame vivir en mi serenanoche del alma para siempre oscura.“
„Entonces la Niña de los Peines se levantó como una loca, tronchada igual que una llorona medieval, y se bebió de un trago un gran vaso de cazalla como fuego, y se sentó a cantar, sin voz, sin aliento, sin matices, con la garganta abrasada, pero… con duende. Había logrado matar todo el andamiaje de la canción, para dejar paso a un duende furioso y avasallador, amigo de los vientos cargados de arena, que hacía que los oyentes se rasgaran el traje, casi con el mismo ritmo con que se los rompen los negros antillanos del rito lucumí apelotonados ante la imagen de santa Bárbara.La Niña de los Peines tuvo que desgarrar su voz porque sabía que la estaba oyendo gente exquisita que no pedía formas sino tuétano de formas, música pura con el cuerpo sucinto para poder mantenerse en el aire. Se tuvo que empobrecer de facultades y de seguridades es decir, tuvo que alejar a su musa y quedarse desamparada, que su duende viniera y se dignara luchar a brazo partido. ¡Y cómo cantó! Su voz ya no jugaba, su voz era un chorro de sangre, digna, por su dolor y su sinceridad, de abrirse como una mano de diez dedos por los pies clavados, pero llenos de borrasca, de un Cristo de Juan de Juni.“
„¡Ay qué sinrazón! No quierocontigo cama ni cenay no hay un minuto del díaque estar contigo no quisiera,porque me arrastras y voy,y me dices que me vuelvay te sigo por el airecomo una brizna de hierba.“
„El campode olivosse abre y se cierracomo un abanico.Sobre el olivarhay un cielo hundidoy una lluvia oscurade luceros fríos.Tiembla junco y penumbraa la orilla del río.Se riza el aire gris.Los olivos,están cargadosde gritos.Una bandadade pájaros cautivos,que mueven sus larguísimascolas en lo sombrío.“
„La llama consume el aire y es alimentada por la leña. El aire es la única condición para el crecimiento de los árboles. La leña, cooperando a consumir el aire, mediante el fuego, lucha contra sí misma y contra su propia fuente; y, sin embargo, el oxígeno del aire subsiste y los árboles no cesan de reverdecer.“
„Así, por obra del azar, soy y miro. Una mariposa blanca aletea en el aire con alas que sólo a ella pertenecen, y una sombra sobrevuela mi mano, la suya, no otra, no de cualquiera. Ante hechos semejantes me abandona la certeza de que lo importante es más importante que lo que no importa.“
„Yo tengo en esa hoguera de ladrillos,yo tengo al hombre mío prisionero.Por corredores de filos amargosy en esta luz sesgada de murciélago,tanteando como el buzo por la gruta,voy caminando hasta que me lo encuentro,y hallo a mi cebra pintada de burlaen los anillos de su befa envuelto.Me lo han dejado, como a barco roto,con anclas de metal en los pies tiernos;le han esquilado como a la vicuñasu gloria azafranada de cabellos.Pero su Ángel-Custodio anda la celday si nunca lo ven es que están ciegos.Entró con él al hoyo de cisterna;tomó los grillos como obedeciendo;se alzó a coger el vestido de cobra,y se quedó sin el aire del cielo.El Ángel gira moliendo y moliendola harina densa del más denso sueño;le borra el mar de zarcos oleajes,le sumerge una casa y un viñedo,y le esconde mi ardor de carne en llamas,y su esencia, y el nombre que dieron.En la celda, las olas de bochornoy frío, de los dos, yo me las siento,y trueque y turno que hacen y deshacende queja y queja los dos prisioneros¡y su guardián nocturno ni ve ni oyeque dos espaldas son y dos lamentos!“
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