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Relacionado con: cama
„Volvía a ser de noche. En la posada Roca de Guía reinaba el silencio, un silencio triple.El primer silencio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban. Si hubiera habido caballos en los establos, estos habrían piafado y mascado y lo habrían hecho pedazos. Si hubiera habido gente en la posada, aunque solo fuera un puñado de huéspedes que pasaran allí la noche, su agitada respiración y sus ronquidos habrían derretido el silencio como una cálida brisa primaveral. Si hubiera habido música… pero no, claro que no había música. De hecho, no había ninguna de esas cosas, y por eso persistía el silencio.En la posada Roca de Guía, un hombre yacía acurrucado en su mullida y aromática cama. Esperaba el sueño con los ojos abiertos en la oscuridad, inmóvil. Eso añadía un pequeño y asustado silencio al otro silencio, hueco y mayor. Componían una especie de aleación, una segunda voz.El tercer silencio no era fácil reconocerlo. Si pasabas una hora escuchando, quizá empezaras a notarlo en las gruesas paredes de piedra de la vacía taberna y en el metal, gris y mate, de la espada que colgaba detrás de la barra. Estaba en la débil luz de la vela que alumbraba una habitación del piso de arriba con sombras danzarinas. Estaba en el desorden de unas hojas arrugadas que se habían quedado encima de un escritorio. Y estaba en las manos del hombre allí sentado, ignorando deliberadamente las hojas que había escrito y que había tirado mucho tiempo atrás.El hombre tenía el pelo rojo como el fuego. Sus ojos eran oscuros y distantes, y se movía con la sutil certeza de quienes saben muchas cosas.La posada Roca de Guía era suya, y también era suyo el tercer silencio. Así debía ser, pues ese era el mayor de los tres silencios, y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del otoño. Era grande y pesado como una gran roca alisada por la erosión de las aguas de un río. Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.“
„La habitación de pepe, pero que pintura es esa si se os escapan las mejoras, esa cama esta vicia… vicia pa la derecha, calzala de abajo, gástate los cuartos“
„Vamos aclarando el panorama, que hay pingüinos en la cama, por el hielo que provocas, si hace más de un mes que no me tocas, ni te dejas sobornar por este beso escurridizo, que busca el cielo y encuentra el piso“
„Se nos muere el amor, tiene fiebre de frío, se nos cayó de la cama cuando lo empujó el hastío“
„Pero te extraño a rabiar, al extremo de que nuestra cama no la he vuelto a usar. Y si me cae una aventura, la revuelco en el sofá, por no herir el recuerdo que se anida en el colchón.“
„¿Qué estás haciendo tú? ¿Qué estoy haciendo yo? Subastando en el mercado, besos tan improvisados, con despecho al portador ¿Qué estás haciendo tú? ¿Qué estoy haciendo yo? Malgastando en cualquier cama lo que se nos dé la gana, pa’ vengarnos de los dos“
„No, pero quería hacer el amor amando, por el placer del cuerpo y la tranquilidad del espíritu. Quería hacer el amor con alguien que sintiera como ella. Quería ser aceptada sin nada que ocultar o fingir, conocer al otro profundamente y aceptarlo de la misma manera. Quería alguien con quien pasar la mañana del domingo en la cama leyendo los periódicos, a quien tomarle la mano en el cine, con quien reírse de tonterías y discutir ideas. Había superado el entusiasmo por las aventuras fugaces.“
„En todos esos años, Pedro Tercero nunca llegó a acostumbrarse a su vida de soltero,a pesar de su éxito con las mujeres, especialmente las adolescentes esplendorosas aquienes los quejidos de su guitarra encendían de amor. Algunas se introducían a vivafuerza en su vida. Él necesitaba la frescura de esos amores. Procuraba hacerlas felicesun tiempo brevísimo, pero desde el primer instante de ilusión, comenzaba adespedirse, hasta que, por último, las abandonaba con delicadeza. A menudo, cuandotenía a una de ellas en la cama suspirando dormida a su lado, cerraba los ojos ypensaba en Blanca, en su amplio cuerpo maduro, en sus pechos abundantes y tibios,en las finas arrugas de su boca, en las sombras de sus ojos árabes y sentía un gritooprimiéndole el pecho. Intentó permanecer junto a otras mujeres, recorrió muchoscaminos y muchos cuerpos alejándose de ella, pero en el momento más íntimo, en elpunto preciso de la soledad y del presagio de la muerte, siempre era Blanca la única. Ala mañana siguiente comenzaba el suave proceso de desprenderse de la nuevaenamorada y apenas se encontraba libre, regresaba donde Blanca, más delgado, másojeroso, más culpable, con una nueva canción en la guitarra y otras inagotablescaricias para ella.“
„Con Ichimei descubrió las múltiples sutilezas del amor y del placer, desde la pasión desenfrenada y urgente, hasta esos momentos sagrados en que la emoción los elevaba y se quedaban inmóviles, tendidos frente a frente en la cama, mirándose a los ojos largamente, agradecidos de su suerte, humildes por haber tocado lo más hondo de sus almas, purificados por haberse desprendido de todo artificio y yacer juntos totalmente“
„Se había acostumbrado a su espacio, su silencio y su soledad; había concluido que le costaría mucho compartir su cama, su baño y su ropero y que ningún hombre podía satisfacer todas sus necesidades.“
„Quería hacer el amor con alguien que sintiera como ella. Quería ser aceptada sin nada que ocultar o fingir, conocer al otro profundamente y aceptarlo de la misma manera. Quería a alguien con quien pasar la mañana del domingo en la cama leyendo los periódicos, a quien tomarle la mano en el cine, con quien reírse de tonterías y discutir ideas.“
„Consciente de que se requiere una gran ligereza para desprenderse del suelo, echó todo por la borda, se deshizo de sus bienes terrenales y eliminó sentimientos y deseos superfluos, quedándose sólo con lo esencial, escribió unas cuantas cartas y por último se tendió en su cama para no levantarse más.“
„Entonces se deslizó hasta su cama, sintiendo por dentro todo el silencio del mundo. El silencio la ocupó enteramente y no volvió a hablar hasta nueve años después, cuando sacó la voz para anunciar que se iba a casar.“
„Muereté, mi amor, suplico Ernesto de rodillas junto a la cama. Muereté hija, agregue yo en silencio, porque no me salio la voz…“
„Lucía lamentó haber terminado sus amores con Julián, pero nunca se arrepintió. Deseaba estabilidad, mientras que él, a sus setenta años, todavía estaba en la etapa de saltar de una relación a otra, como un picaflor. A pesar de los consejos de su hija, que proclamaba las ventajas del amor libre, para ella la intimidad era imposible con alguien distraído con otras mujeres. «¿Qué es lo que quieres, mamá? ¿Casarte?», se había burlado Daniela cuando supo que había cortado con Julián. No, pero quería hacer el amor amando, por el placer del cuerpo y la tranquilidad del espíritu. Quería hacer el amor con alguien que sintiera como ella. Quería ser aceptada sin nada que ocultar o fingir, conocer al otro profundamente y aceptarlo de la misma manera. Quería alguien con quien pasar la mañana del domingo en la cama leyendo los periódicos, a quien tomarle la mano en el cine, con quien reírse de tonterías y discutir ideas. Había superado el entusiasmo por las aventuras fugaces. Se había acostumbrado a su espacio, su silencio y su soledad; había concluido que le costaría mucho compartir su cama, su baño y su ropero y que ningún hombre podía satisfacer todas sus necesidades. En la juventud creía que, sin el amor de pareja, estaba incompleta, que le faltaba algo esencial. En la madurez agradecía la rica cornucopia de su existencia.“
„La cama blanquecina nadando en la oscuridad. El cansancio arrastrándose por su cuerpo“
„La miseria depara al hombre extraños compañeros de cama.“
„Tsukuru Tazaki siguió recorriendo estaciones de tren, haciendo bocetos y asistiendo a todas las clases de la universidad. Por las mañanas se duchaba, se lavaba el pelo y, después de desayunar, se cepillaba los dientes. Todas las mañanas se hacía la cama y se planchaba la camisa. Procuraba no tener demasiado tiempo libre. De noche leía unas dos horas, la mayoría de las veces libros sobre historia y biografías. Eran hábitos adquiridos hacía mucho tiempo. Y su vida avanzaba por la fuerza de la costumbre. Pero ahora ya no creía en grupos perfectos y armónicos, ni sentía en su cuerpo el calor de ninguna química.“
„Es pensando en ti, por las mañanas, en la cama, como me decido a darme cuerda y a vivir un nuevo día.“
„Hay en mí algo descontrolado, pienso demasiado en el sexo. Cuando veo una mujer me la imagino siempre en la cama conmigo. Es una manera interesante de matar el tiempo en los aeropuertos.“
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