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Relacionado con: carrera
„Ningún chico sería mi amigo hasta que le hubiese ganado en una carrera. Y ninguna chica sería amiga mía si no trepaba a los árboles ni saltaba vallas.“
„El día que dejas de competir, es el día en que ganas la carrera.“
„Las mujeres tienen suerte, aunque el noventa y nueve por ciento no lo sabe. ¿A qué edad se lanzó Santa Teresa a reformar monasterios? A los cincuenta. Y podría citar muchos casos más. De los veinte a los cuarenta las mujeres se hallan absortas biológicamente… y con toda razón. Se preocupan de los niños, los maridos, los amantes… Las relaciones personales. O subliman todas estas cosas y se lanzan a una carrera, de forma típicamente femenina y emocional. Pero la segunda floración natural es de la mente y el espíritu y su edad cuando una alcanza la madurez. Según van envejeciendo, las mujeres se interesan más en cosas impersonales. Los intereses masculinos se reducen, los de las mujeres se amplían. A los sesenta un hombre se repite, por lo general, como un gramófono. A la misma edad, una mujer, si tiene cierto individualismo, es un ser interesante.“
„La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema.“
„Hay estudiantes que les apena ir al hipódromo y ver que hasta los caballos logran terminar su carrera.“
„Más aún, existen momentos donde las expectativas frente al desenlace de los acontecimientos, paradójicamente, producen un efecto negativo. Si se le dice a un niño que está jugando tranquilamente con sus aviones que “cuáles son los buenos y los malos” o que “quién va ganando”, se le está sugiriendo una modalidad distinta de entretenimiento: ganadores y perdedores. Al cabo de los días, el niño transforma el “volar por volar” en “carrera de aviones”. Descubre que el placer puede estar en ganar y que además puede ser ganador absoluto cada vez que quiera: un tipo A en gestación.“
„Esa carrera es más sucia que la conciencia de Judas Iscariote.“
„me gustaría recordarle que existe una diferencia entre la osadía y la ceguera. La acción decisiva está indicada cuando se conoce al enemigo y se pueden calcular aproximadamente los riesgos; pero moverse contra un potencial desconocido ya supone una osadía de por sí. Sería lo mismo que preguntar por qué un hombre salta con éxito en una carrera de obstáculos durante el día y tropieza con los muebles de su habitación por la noche.“
„Pero no pudiendo ser Demiurgo, la carrera de Demonio es la única que no deshonra a un hombre que no forma parte del rebaño.“
„Para mí Perth es el paraíso. Nada más que cielos azules y el océano azul por millas. Ningún otro lugar del mundo se puede comparar a mi ciudad natal. Es Edén en la tierra. Si mi carrera se detuviera mañana estaría contento de volver allí, pasando mi tiempo sentado en la playa y haciendo surf con mis amigos.“
„Yo sólo quería proteger a mi carrera, supongo. Lo que descubrí después era que la gente de Hollywood no puede oír ‘no’. No les gusta oír ‘no’. Así que tuve un montón de diversión diciendo ‘no’ por un año. Pero, sabes, mira, los últimos cinco meses de ese período, yo estaba como: Vamos, contratarme.“
„Paralelepípedo es como queda el atropellado cuando ha pasado sobre él la nube de corredores de una carrera ciclista.“
„La ladrona de libros había dado su primer golpe: sería el comienzo de una ilustre carrera.“
„Por supuesto, es muy importante estar sobrio cuando uno se examina. Muchas importantes carreras en la barrendería, la recolección de fruta y la interpretación subterranea de guitarra se han fundado en una falta de comprensión de este simple hecho.“
„Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida.“
„La mejor manera de hacer carrera es trasmitir a los demás la impresión de que ayudarte sería para ellos de gran provecho.“
„¡Me gusta mucho divertirme! En mi carrera soy atrevida, me encanta tomar riesgos, entre éstos está la ropa, pues yo misma invento mis locuras y hago mis propios diseños.“
„Lo único que tenemos que hacer es pedir un milagro y dejar que suceda, no resistimos a él. Puede haber un nuevo comienzo, una vida diferente de la anterior. Nuestras relaciones se renovarán. Nuestra carrera, nuestro cuerpo, nuestro planeta se renovarán. Ese es el modo en que se hará la voluntad de Dios, así en la tierra como en el Cielo. No más adelante, sino ahora. No en ninguna otra parte, sino aquí. No por mediación del dolor, sino de la paz. Así sea. Amén.“
„El periodista es un hombre que se ha equivocado de carrera.“
„He aquí algo sobre el honor de los poetas. Yo tenía diecisiete años y unos deseos irrefrenables de ser escritor. Me preparé. Pero no me quedé quieto mientras me preparaba, pues comprendí que si así lo hacía no triunfaría jamás. Disciplina y un cierto encanto dúctil, ésas son las claves para llegar a donde uno se proponga. Disciplina: escribir cada mañana no menos de seis horas. Escribir cada mañana y corregir por las tardes y leer como un poseso por las noches. Encanto, o encanto dúctil: visitar a los escritores en sus residencias o abordarlos en las presentaciones de libros y decirles a cada uno justo aquello que quiere oír. Aquello que quiere oír desesperadamente. Y tener paciencia, pues no siempre funciona. Hay cabrones que te dan una palmadita en la espalda y luego si te he visto no me acuerdo. Hay cabrones duros y crueles y mezquinos. Pero no todos son así. Es necesario tener paciencia y buscar. Los mejores son los homosexuales, pero, ojo, es necesario saber en qué momento detenerse, es necesario saber con precisión qué es lo que no uno quiere, de lo contrario puedes acabar enculado de balde por cualquier viejo maricón de izquierda. Con las mujeres ocurre tres cuartas partes de lo mismo: las escritoras españolas que pueden echarte un cable suelen ser mayores y feas y el sacrificio a veces no vale la pena. Los mejores son los heterosexuales ya entrados en la cincuentena o en el umbral de la ancianidad. En cualquier caso: es ineludible acercarse a ellos. Es ineludible cultivar un huerto a la sombra de sus rencores y resentimientos. Por supuesto, hay que empollar sus obras completas. Hay que citarlos dos o tres veces en cada conversación. ¡Hay que citarlos sin descanso! Un consejo: no criticar nunca a los amigos del maestro. Los amigos del maestro son sagrados y una observación a destiempo puede torcer el rumbo del destino. Un consejo: es preceptivo abominar y despacharse a gusto contra los novelistas extranjeros, sobre todo si son norteamericanos, franceses o ingleses. Los escritores españoles odian a sus contemporáneos de otras lenguas y publicar una reseña negativa de uno de ellos será siempre bien recibida. Y callar y estar al acecho. Y delimitar las áreas de trabajo. Por la mañana escribir, por la tarde corregir, por las noches leer y en las horas muertas ejercer la diplomacia, el disimulo, el encanto dúctil. A los diecisiete años quería ser escritor. A los veinte publiqué mi primer libro. Ahora tengo veinticuatro y en ocasiones, cuando miro hacia atrás, algo semejante al vértigo se instala en mi cerebro. He recorrido un largo camino, he publicado cuatro libros y vivo holgadamente de la literatura (aunque si he de ser sincero, nunca necesité mucho para vivir, sólo una mesa, un ordenador y libros). Tengo una colaboración semanal con un periódico de derechas de Madrid. Ahora pontifico y suelto tacos y le enmiendo la plana (pero sin pasarme) a algunos políticos. Los jóvenes que quieren hacer una carrera como escritor ven en mí un ejemplo a seguir. Algunos dicen que soy la versión mejorada de Aurelio Baca. No lo sé. (A los dos nos duele España, aunque creo que por el momento a él le duele más que a mí). Puede que lo digan sinceramente, pero puede que lo digan para que me confíe y afloje. Si es por esto último no les voy a dar el gusto: sigo trabajando con el mismo tesón que antes, sigo produciendo, sigo cuidando con mimo mis amistades. Aún no he cumplido los treinta y el futuro se abre como una rosa, una rosa perfecta, perfumada, única. Lo que empieza como comedia acaba como marcha triunfal, ¿no?“
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