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„En mis prisas por salir hacia la vida, me había aferrado de la mano de un hombre cuyo único deseo era que lo acompañara a la cueva donde se escondía de ella.“
„«Cuando Héctor o Aquiles no tienen la suerte de morir en Troya, se convierten en Ulises intentando regresar a Ítaca bajo un cielo sin dioses, y llamándose Nadie para sobrevivir en la cueva del cíclope. Cualquier imbécil puede ser Héctor o Aquiles. Lo difícil es ser Ulises con una Troya ardiendo en la memoria. Ése es el héroe que me interesa, y con él escribo novelas. Quizá porque a mi edad soy más Ulises que Aquiles y yo también tengo sangre en las uñas y alguna Troya ardiendo a las espaldas. En realidad, todas mis novelas hablan sobre lo mismo: sobre ese Ulises, hombre o mujer, moviéndose por territorio hostil. Por territorio enemigo».“
„Y, sin embargo, decimos esto. Aquí en esta cueva en el fin del mundo la paz se hace entre enano y troll, y marcharemos más allá de la mano de Muerte juntos. Porque el enemigo no es Troll, ni es Enano, sino es el siniestro, el maligno, el cobarde, los buques del odio, los que hacen algo malo y lo llaman bueno. Esos contra los que luchamos hoy, pero el tonto deliberado es eterno y dirá…“
„La imagen de la biblioteca como refugio en donde se repliega la afectividad de Juana Inés y se despliega su actividad mental, ha de completarse con otra, que toca a la voluntad y al carácter: la biblioteca es el lugar del tesoro. Todo tesoro tiene sus guardianes, sus dragones; todo tesoro está encerrado en un castillo o enterrado en una cueva. La imagen del tesoro convoca la figura del héroe y sus hazañas. Proezas que son violaciones épicas y profanaciones heroicas, Juana Inés debe tomar la fortaleza por asalto y apoderarse del conocimiento como los piratas de su tiempo saqueaban los galeones que apresaban. El conocimiento es transgresión. Ella misma lo dice: lee todos los libros «sin que basten los castigos a estorbarla».“
„A veces la poesía es el vértigo de los cuerpos y el vértigo de la dicha y el vértigo de la muerte;el paseo con los ojos cerrados al borde del despeñadero y la verbena en los jardines submarinos;la risa que incendia los preceptos y los santos mandamientos;el descenso de las palabras paracaidas sobre los arenales de la página;la desesperación que se embarca en un barco de papel y atraviesa,durante cuarenta noches y cuarenta días, el mar de la angustia nocturnay el pedregal de la angustia diurna;la idolatría al yo y la disipación del yo;la degollación de los epítetos, el entierro de los espejos;la recolección de los pronombres acabados de cortar en el jardín de Epicuro y en el de Netzahualcoyotl;el solo de flauta en la terraza de la memoria y el baile de llamas en la cueva del pensamiento;las migraciones de miríadas de verbos, alas y garras, semillas y manos;los substantivos óseos y llenos de raíces, plantados en las ondulaciones del lenguaje;el amor a lo nunca visto y el amor a lo nunca oído y el amor a lo nunca dicho:el amor al amor.“
„No hice un pastel —repitió Alec, gesticulando expresivamente con una mano—, por tres razones. Uno, porque no tengo ningún ingrediente para hacer el pastel. Dos, porque yo en realidad no sé cómo hacer un pastel.Hizo una pausa, claramente esperando.Removiendo su espada e inclinándose contra la pared de la cueva, Jace dijo con cautela:—¿Y tres?—Porque no soy tu zorra —respondió Alec, claramente complacido consigo mismo.“
„Aún hay obtusos que creen que ser anticapitalista es vivir en una cueva e ir descalzo, que ridícula es la ignorancia prepotente.“
„Siempre me preocupó el problema el mal, cuando desde chico me ponía al lado de un hormiguero, armado de un martillo y empezaba a matar bichos sin ton ni son. El pánico se apoderaba de los sobrevivientes, que corrían en cualquier sentido Luego echaba agua con la manguera. ¡Inundación! Ya me imaginaba las escenas dentro, obras de emergencia, las corridas, las órdenes y contraórdenes para salvar depósitos de alimentos, huevos, seguridad de reinas, etc. Finalmente, con una pala removía todo, abría grandes boquetes, buscaba las cuevas y destruía frenéticamente: Catástrofe General. Después me ponía a cavilar sobra el sentido general de la existencia, y pensar sobre nuestras propias inundaciones y terremotos. Así fui elaborando una serie de teorías, pues la idea de que estuviéramos gobernados por un dios omnipotente, omnisciente y bondadoso, me parecía tan contradictoria que ni siquiera creía que se pudiese tomar en serio. Concluí elaborando las siguientes posibilidades: 1ª-Dios no existe. 2ª-Dios existe y es un canalla. 3ª-Dios existe, pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia. 4ª-Dios existe, pero tiene accesos de locura, esos accesos son nuestra existencia. 5ª-Dios no es omnipresente: no puede estar en todas partes. 6ª-Dios es un pobre diablo, con un problema demasiado grande para sus fuerzas. Lucha contra la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento, logra ser Goya, pero generalmente es un desastre.“
„La felicidad es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista. El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones…, pero todo es pasajero, y no deja marcas. Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y fe.Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ése quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño. Pero al mirar hacia atrás —porque siempre miramos hacia atrás— oirá el corazón que le dice: «¿Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? ¿Qué hiciste con los talentos que tu Maestro te confió? Los enterraste en el fondo de una cueva, porque tenías miedo de perderlos. Entonces, ésta es tu herencia: la certeza de que has desperdiciado tu vida.»Pobre de quien escucha estas palabras. Porque entonces creerá en milagros, pero los instantes mágicos de su vida ya habrán pasado.“
„El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones…, pero todo es pasajero, y no deja marcas. Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgul o y fe. Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ése quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño. Pero al mirar hacia atrás —porque siempre miramos hacia atrás— oirá el corazón que le dice: «¿Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? ¿Qué hiciste con los talentos que tu Maestro te confió? Los enterraste en el fondo de una cueva, porque tenías miedo de perderlos. Entonces, ésta es tu herencia: la certeza de que has desperdiciado tu vida.“
„Wolfe vaciló. Estaba sonriendo. Tenía una expresión que lo hacía parecerse a la vieja versión de Disney del Gato de Cheshire, que se desvanecía en la nada, dejando solamente su enorme e inquietante sonrisa llena de dientes en la pantalla del cine. Adrian recordó haber vistocon Tommy, y luego recordó haber pasado unas cuantas horas tratando de explicarle a su hijo pequeño que la probabilidad de que él cayera en el agujero de la cueva de un conejo hacia un mundo donde una Reina Roja quisiera cortar las cabezas de la gente antes de los juicios era muy pequeña. Cuando su hijo era chico lo asustaba la fantasía, no la realidad. Podía mirar un programa sobre ataques de tiburones a California o sobre leones hambrientos en el Serengeti y estaba fascinado. Pero las orugas que fuman narguile hacían que diera vueltas y vueltas gritando en la oscuridad en lugar de dormir.“
„Son muy pocos aquellos de entre nosotros que no se han despertado a veces antes del alba, o después de una de esas noches sin sueños que casi nos hacen amar la muerte, o de una de esas noches de horror y de alegría monstruosa, cuando se agitan en las cámaras del cerebro fantasmas más terribles que la misma realidad, rebosantes de esa vida intensa, inseparable de todo lo grotesco, que da al arte gótico su imperecedera vitalidad, puesto que ese arte bien parece pertenecer sobre todo a los espíritus atormentados por la enfermedad del ensueño. Poco a poco, dedos exangües surgen de detrás de las cortinas y parecen temblar. Adoptando fantásticas formas oscuras, sombras silenciosas se apoderan, reptando, de los rincones de la habitación para agazaparse allí. Fuera, se oye el agitarse de pájaros entre las hojas, o los ruidos que hacen los hombres al dirigirse al trabajo, o los suspiros y sollozos del viento que desciende de las montañas y vaga alrededor de la casa silenciosa, como si temiera despertar a los que duermen, aunque está obligado a sacar a toda costa al sueño de su cueva de color morado. Uno tras otro se alzan los velos de delicada gasa negra, las cosas recuperan poco a poco forma y color y vemos cómo la aurora vuelve a dar al mundo su prístino aspecto. Los lívidos espejos recuperan su imitación de la vida. Las velas apagadas siguen estando donde las dejamos, y a su lado descansa el libro a medio abrir que nos proponíamos estudiar, o la flor preparada que hemos lucido en el baile, o la carta que no nos hemos atrevido a leer o que hemos leído demasiadas veces. Nada nos parece que haya cambiado. De las sombras irreales de la noche renace la vida real que conocíamos. Hemos de continuar allí donde nos habíamos visto interrumpidos, y en ese momento nos domina una terrible sensación, la de la necesidad de continuar, enérgicamente, el mismo ciclo agotador de costumbres estereotipadas, o quizá, a veces, el loco deseo de que nuestras pupilas se abran una mañana a un mundo remodelado durante la noche para agradarnos, un mundo en el que las cosas poseerían formas y colores recién inventados, y serían distintas, o esconderían otros secretos, un mundo en el que el pasado tendría muy poco o ningún valor, o sobreviviría, en cualquier caso, sin forma consciente de obligación o de remordimiento, dado que incluso el recuerdo de una alegría tiene su amargura, y la memoria de un placer, su dolor.“
„Zaratustra salió de su cueva ardiente y fuerte como el Sol cuando sale detrás de montañas oscuras, y dijo al Sol –radiante astro- ¿qué sería de tu dicha si no tuvieses aquellos para los que brillas?- y si permaneciesen encerrados en sus cuartos en tanto ya estás levantado y vienes a obsequiar y repartir, ¡cómo se encolerizaría tu orgullosa vergüenza! Pues bien, duermen todavía esos “hombres superiores” en tanto yo estoy levantado. No son ellos los que espero aquí en mi montaña.“
„Todavía no eres libre, todavía buscas la libertad. Tu búsqueda te ha vuelto insomne y te ha desvelado demasiado. Quieres subir a la altura libre, tu alma tiene sed de estrellas. Pero también tus malos instintos tienen sed de libertad. Tus perros salvajes quieren libertad; ladran de placer en su cueva cuando tu espíritu se propone abrir todas las prisiones72.“
„He visto últimamente demasiados intelectuales. Estoy harto ya de esos genios insignes que tienen que soltar diamantes cada vez que abren la boca. Estoy harto de luchar por cada espacio de aire libre para la mente. Por eso estuve apartado de todos tanto tiempo, y ahora, al volver a ver a la gente, descubro que debo volver a mi cueva, hay otras cosas además de la mente: hay insectos, y palmeras y pimenteros de mesa, y yo tendré un pimentero de mesa en mi cueva, para reírme.“