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„El fundamentalismo es la última enfermedad infantil del Tercer Mundo.“
„Una vez fuimos a Tel Aviv a pasar la fiesta de Pésaj y, por la mañana temprano, cuando todos aún dormían, me vestí y me fui a jugar solo a una placita donde había un banco o dos, un columpio, una zona infantil y tres o cuatro árboles jóvenes donde ya cantaban los pájaros. Al cabo de unos meses, en Año Nuevo, volvimos a ir a Tel Aviv y la plaza ya no estaba allí. La habían trasladado, con los pequeños árboles, el columpio, el banco, los pájaros y la zona infantil, al otro lado de la calle. Me quedé desconcertado: no comprendía por qué Ben Gurión y las autoridades competentes permitían hacer algo así.“
„Hacía ya mucho tiempo que me vanagloriaba de poseer todos los paisajes posibles, y que se me antojaban irrisorias todas las celebridades de la pintura y de la poesía moderna.Me gustaban las pinturas idiotas: adornos de puertas, decorados, telones de saltimbancos, emblemas, estampas populares; la literatura pasada de moda: latín de iglesia, libros eróticos ignorantes de la ortografía, novelas de nuestras abuelas, cuentos de hadas, libritos infantiles, viejas óperas, estribillos bobos, ritmos ingenuos.Soñaba con cruzadas, viajes de exploración cuya crónica no nos ha llegado, repúblicas sin historia, guerras de religión sofocadas, revoluciones de costumbres, desplazamientos de razas y continentes: creía en todos los encantamientos.“
„Yo no digo que debe inducirse a los chicos a que acosen a sus padres para que compren los productos anunciados en la televisión, pero, al mismo tiempo, es imposible negar que es eso lo que se hace todos los días.» Así escribe el astro de uno de los muchos programas de televisión dedicados al público juvenil. «Los niños son discos vivos y parlantes –agrega– de lo que les decimos a diario.» Y, a su debido tiempo, estos discos vivos y parlantes de los anuncios de la televisión se harán mayores, ganarán dinero y comprarán los productos de la industria. El señor Clyde Miller escribe con éxtasis: «Piense en lo que puede significar en beneficios para su empresa la posibilidad de acondicionar a un millón o diez millones de niños, quienes se convertirán en personas mayores adiestradas para la compra de lo que usted quiere que compren, como soldados que se ponen en movimiento en cuanto oyen la voz de mando: ‘¡De frente, march!»‘. ¡Sí, piénselo! Y, al mismo tiempo, recuerde que los dictadores y aspirantes a dictadores han estado pensando eso mismo durante años, y que millones, decenas de millones y cientos de millones de niños están haciéndose personas mayores para comprar la mercadería ideológica del déspota local y para responder con una conducta apropiada, como adiestrados soldados, a las voces de mando que han sido inculcadas en las mentes infantiles por los propagandistas de ese mismo déspota.“
„En el curso de la próxima generación, creo que los amos del mundo descubrirán que el condicionamiento infantil y la narcohipnosis son más eficaces como instrumentos de gobierno que los garrotes y los calabozos, y que la avidez de poder puede satisfacerse tan cabalmente si mediante sugestión se hace que la gente ame su servidumbre como si a latigazos y puntapies se le impone la obediencia.“
„¡Alegría infantil en los rincones de las ciudades muertas!… ¡Y algo nuestro de ayer, que todavía vemos vagar por estas calles viejas!“
„Ahora tengo sueño, digo yo, como si fuera el eco del doctor Pasavento. Y tengo la impresión de que, con mi posición de escribiente, iluminado por la luz de una imaginaria luna menguante, recuerdo las humildes posiciones de aquellos personajes de Walser de los que Walter Benjamin decía que parecían provenir de la noche más oscura, personajes que venían del sueño de una noche veneciana y que lo que lloraban era prosa. “Pues el sollozo”, decía Benjamin, “es la melodía del parloteo de Walser”. Son personajes que no han renunciado a su componente infantil, seguramente porque nunca fueron niños. Les horroriza la idea de que, por cualquier circunstancia ajena a sus deseos, puedan llegar a tener éxito en la vida. ¿Y por qué les horroriza tanto? Desde luego no por sentimientos como el desprecio o el rencor, sino, como dice Benjamin, en sus líneas dedicadas a Walser, por motivos del todo epicúreos. Quieren vivir con ellos mismos. No necesitan a nadie. Son seres a los que su propia naturaleza aleja de la sociedad y que, en contra de lo que pueda pensarse, no necesitan ninguna ayuda, pues si quieren seguir siendo de verdad sólo pueden alimentarse de sí mismos. Proceden, o aparentan proceder, de las praderas de Appenzell y su vida empieza donde acaban los cuentos. “Y si no han muerto, entonces es que hoy viven todavía”, dice Walser de los personajes de esos cuentos. Y nos muestra a continuación cómo viven y a qué se dedican, nos explica qué es lo suyo. Hay días en que lo suyo es ser como coches fúnebres que van a todas partes menos al cementerio. Y otros en los que lo suyo son textos, ensayos errantes, microgramas, furtivas conversaciones con un botón, ilusorios papelillos, pequeña prosa, tentativas de escribir para ausentarse, cigarrillos efímeros y cosas por el estilo.“
„La angustia que transmite todo atisbo de demencia le va dejando perdido en una deriva extraña por el peligroso barrio infantil que hay en los límites de su mente, allí donde sabe que en cualquier momento puede perderse para siempre.“
„Aquel que desdeñe la caída de la mortalidad infantil y la gradual desaparición de las hambrunas y de las plagas puede arrojar la primera piedra sobre el materialismo de los economistas.“
„Es muy fea. ¡Y sin embargo, es deliciosa!El Tiempo y el Amor la han señalado con sus garras y la han enseñado cruelmente lo que cada minuto y cada beso se llevan de juventud y de frescura.Es verdaderamente fea; es hormiga, araña, si queréis hasta esqueleto: ¡pero también es brebaje, magisterio, hechizo! En suma, es exquisita.No pudo el Tiempo romper la armonía chispeante de su andar y la elegancia indestructible de su armazón. El Amor no pudo alterar la suavidad de su hálito infantil, y el tiempo nada arrancó de su abundante crin que exhala en leonados perfumes toda la vitalidad endiablada del Mediodía francés: Nimes, Aix, Arles, Aviñón, Narbona, Tolosa, ¡ciudades benditas del sol, enamoradas y encantadoras!En vano la mordieron con buenos dientes el Tiempo y el Amor; en nada amenguaron el encanto vago, pero eterno, de su pecho de doncel.Gastada quizá, pero no fatigada, y siempre heroica, hace pensar en esos caballos de raza fina que los ojos del verdadero aficionado distinguen aunque vayan enganchados a un coche de alquiler o a un lento carromato.¡Y es, además, tan dulce y ferviente! Quiere como se quiere en otoño; diríase que la proximidad del invierno prende en su corazón un fuego nuevo, y nada de fatigoso hubo jamás en lo servil de su ternura.“
„La mujer, entre tanto, retorciéndoseigual que una serpiente en las brasas,y amasándose los pechos por encimade las ballenas del corsédejaba deslizar de su boca de fresaestas palabras impregnadas de almizcle:—«Tengo los labios húmedos y conozco la cienciade perder en una cama la antigua conciencia.Seco todas las lágrimas en mis pechos triunfantesy hago que los viejos se rían con risas infantiles.¡Para quien me ve desnuda y sin velos, sustituyoa la luna, al sol, al cielo y a las estrellas!Cuando aprisiono a un hombre en mis temidos brazos,o cuando abandono mi busto a los mordiscos,tímida y libertina, frágil y robusta,soy, mi querido sabio, tan experta en deleitesque sobre ese colchón que se desmaya de emoción,¡los ángeles importantes se condenarían por mí!»Cuando me hubo chupado toda la médula de los huesos,y me volví hacia ella con languidezpara darle un beso de amor, ¡no vi másque un odre de flancos viscosos, rebosante de pus!En mi helado terror, cerré los ojos,y cuando volví a abrirlos a la viva claridad,a mi lado, en lugar del fuerte maniquíque parecía haber hecho provisión de sangreentrechocaban en confusión unos restos de esqueleto,que producían un grito como el de una veletao el de un cartel que, en la punta de una vara de hierro,el viento balancea en las noches de invierno.“
„(Sobre la República de Weimar) «Hace ya mucho tiempo que mis esperanzas de ver una república alemana que merezca ser tomada en serio han desaparecido. Los tribunales son injustos, los funcionarios indiferentes y el pueblo es totalmente infantil. Aun hoy, de mil alemanes hay novecientos noventa y nueve que nada saben de la culpa de la guerra, que no la hicieron ni la perdieron, ni firmaron tampoco el Tratado de Versalles, al que consideran un rayo caído en un tiempo sereno.“
„«Brilla, brilla, estrellita…». ¡Cuánto poder! ¡Qué poder tan asombroso! Podéis tomar mil millones de billones de toneladas de materia en llamas, una caldera de potencia inimaginable, ¡y convertirla en una cancioncilla infantil! ¡Construís pequeños mundos, pequeñas historias, pequeños caparazones alrededor de vuestras mentes y con ello mantenéis a raya al infinito y podéis levantaros por la mañana sin chillar!“
„Despedíos del error infantil de preguntar el sentido de las cosas y las palabras. Nada tiene sentido.“
„¿Cómo sabéis que viajando así no me rejuvenezco oscuramente? Infantil de absurdo, revivo mi propia infancia y juego con las ideas de las cosas como con soldados de plomo, con los cuales, de pequeño, hacía cosas que nada tenían que ver con un soldado. Ebrio de errores, me pierdo a veces por sentirme vivir.“
„Es evidente que la idea fundamental de Marx sobre el proceso natural de desarrollo de las formaciones socio económicas socava hasta las raíces esa moraleja infantil que pretende llamarse sociología. Pero ¿cómo llegó Marx a esta idea fundamental? Lo hizo destacando de los diversos campos de la vida de la sociedad el de la economía, destacando de todas las relaciones sociales las relaciones de producción por ser las fundamentales, las primarias, las que determinan todas demás.“
„El amor infantil sigue el principio: «Amo porque me aman». El amor maduro obedece al principio: «Me aman porque amo». El amor inmaduro dice: «Te amo porque te necesito». El amor maduro dice: «Te necesito porque te amo.“
„La palabra Dios no es para mí nada más que la expresión y el producto de debilidades humanas; la Biblia, una colección de leyendas admirables, pero también largamente primitivas que de todas formas resultan infantiles.“
„El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad.“
„sentados en sus culos alicorándose y viendo en la caja estúpida a veintidós adultos infantiles darle patadas a un balón.“
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