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lamento
Relacionado con: lamento
„Pero he aprendido que todo sucede por alguna razón —le dijo el yogui Krishnan—. Todo suceso tiene un porqué y toda adversidad nos enseña una lección. He comprendido que el fracaso, sea personal, profesional o incluso espiritual, es necesario para la expansión de la persona. Aporta un crecimiento interior y un sinfín de recompensas psíquicas. Nunca lamentes tu pasado. Acéptalo como el maestro que es.“
„¡Oh tristísima Ofelia, bella como la nieve,muerta cuando eras niña, llevada por el río!Y es que los fríos vientos que caen de Noruegate habían susurrado la adusta libertad.Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena,en tu mente traspuesta metió voces extrañas;y es que tu corazón escuchaba el lamentode la Naturaleza —son de árboles y noches.Y es que la voz del mar, como inmenso jadeorompió tu corazón manso y tierno de niña;y es que un día de abril, un bello infante pálido,un loco misterioso, a tus pies se sentó.Cielo, Amor, Libertad: ¡qué sueño, oh pobre Loca!Te fundías en él como nieve en el fuego;tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra.—Y el terrible Infinito espantó tu ojo azul.“
„Mi gato nunca se ríe o se lamenta, siempre está razonando.“
„¿Qué es lo que el hombre tiene que ofrecer a la gracia y al amor universal? Fue formado de tal manera que puede colocar firmemente su pie sobre la Tierra y levantar su cabeza al azul, de modo de circundar su frente con coronas de estrellas y de soles. Se le dieron las alas más poderosas con que pudiera explorar los rincones más remotos del infinito: las del pensamiento. Sin embargo, él se arrastra encadenado y azotado, llenando el espacio con sus lamentos, cuando debería de hacerlo estremecer con himnos de triunfo y alegría.“
„Frases insignificantes, como «Lamento molestarlo», «Tendría usted la bondad de…», «Quiere hacer el favor de…», «Tendría usted la gentileza», o «Gracias”; pequeñas cortesías como éstas sirven para aceitar las ruedas del monótono mecanismo de la vida diaria y, de paso, son la seña de la buena educación.“
„Estas manos que son tuyas,pero que al verte quisieranquebrar las ramas azulesy el murmullo de tus venas.¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta!Que si matarte pudiera,te pondría una mortajacon los filos de violetas.¡Ay, qué lamento, qué fuegome sube por la cabeza!“
„Yo tengo en esa hoguera de ladrillos,yo tengo al hombre mío prisionero.Por corredores de filos amargosy en esta luz sesgada de murciélago,tanteando como el buzo por la gruta,voy caminando hasta que me lo encuentro,y hallo a mi cebra pintada de burlaen los anillos de su befa envuelto.Me lo han dejado, como a barco roto,con anclas de metal en los pies tiernos;le han esquilado como a la vicuñasu gloria azafranada de cabellos.Pero su Ángel-Custodio anda la celday si nunca lo ven es que están ciegos.Entró con él al hoyo de cisterna;tomó los grillos como obedeciendo;se alzó a coger el vestido de cobra,y se quedó sin el aire del cielo.El Ángel gira moliendo y moliendola harina densa del más denso sueño;le borra el mar de zarcos oleajes,le sumerge una casa y un viñedo,y le esconde mi ardor de carne en llamas,y su esencia, y el nombre que dieron.En la celda, las olas de bochornoy frío, de los dos, yo me las siento,y trueque y turno que hacen y deshacende queja y queja los dos prisioneros¡y su guardián nocturno ni ve ni oyeque dos espaldas son y dos lamentos!“
„El exceso de trabajo repugna a la naturaleza humana, pero no el trabajo. El exceso de trabajo para proveer a una minoría los lujos, pero no el trabajo que origina el bienestar de todos. El trabajo, la labor, es una necesidad psicológica; la necesidad de gastar la energía física acumulada; una necesidad que es en sí la salud y la vida. Si tantas clases de trabajo útil son hechas ahora de mala gana, es únicamente porque imponen un exceso de trabajo o no están bien organizadas. Nosotros sabemos -el viejo Franklin lo sabía también-, que cuatro horas de trabajo útil por día son más que suficientes para que todo el mundo pueda gozar del bienestar de una casa, de una familia verdaderamente acomodada de la clase media, si todos nosotros nos dedicamos a un trabajo productivo y no derrochásemos nuestras fuerzas productivas, como hacemos ahora. En cuanto a la cándida cuestión que desde unos cincuenta años se viene sosteniendo de ¿quién hará el trabajo desagradable?, yo lamento francamente que ninguno de nuestros sabios se haya visto obligado a hacerlo, aunque fuera tan solo por un día. Si hay todavía trabajo que es desagradable en sí, es únicamente porque nuestros científicos no han querido pensar en los medios para hacerlo menos desagradable; han sabido siempre que había una multitud de hambrientos que harían aquellos trabajos por unos cuantos céntimos al día.“
„En fin, lo que lamento profundamente es que, a partir del siglo XVIII, en España no se hermanara, como hizo la Revolución Francesa, la palabra ciudadano con patria, solidaridad, bien, esfuerzo y memoria común. Aquí no hubo guillotina para obispos, reyes y aristócratas; aquí siempre se ha fusilado a los mismos y de manera equivocada.“
„Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Y en concreto, a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles… Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: «No matar». Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión.“
„Soy un hombre violento que ha aprendido no a ser no violento y que lamenta su violencia.“
„Suzanne trabaja media jornada. Odia a su padre. Y se odia a sí misma por no plantarle cara. Se lamenta de todo.—Pero adoro a Melinda —dice—. Es el toque de belleza en medio de tanta fealdad.“
„Dame un alma que no conozca el aburrimiento, los refunfuños, los suspiros y los lamentos y no permitas que me tome demasiado en serio esa cosa tan invasora que se llama «yo».“
„¿Con tu amante? -preguntó ella, sonrriendo. Vio un destello de dolor en sus ojos y lamentó desesperadamente haberlo dicho. -Con… una mujer -contestó“
„Es una miseria el saber que alguien no se lamenta después de su muerte.“
„El hombre, cuando no se lamenta, casi no existe.“
„A veces estoy en un infierno y no me lamento. No encuentro de qué lamentarme.“
„Donde se lamentan todos, no se oyen lamentos.“
„Lamento la agonía de Rusia, pero los rusos mismos han tejido su destino dejando las manos libres a Hitler en Polonia. También ellos mismos se han privado de un segundo frente, dejando destruir al Ejército francés. Si nosotros hubiéramos sido destruidos en agosto de 1940 ellos se habrían quedado más que indiferentes.“
„No lamentes demasiado las decisiones que tomaste en el pasado. Sólo toma las correctas en el futuro. Somo capaces de cambiar, y capaces de ser lo mejor que podemos ser, siempre.“
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