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Relacionado con: palabra
„Un hombre vio que uno de sus vecinos salía de una iglesia un domingo por la mañana y le preguntó: «¿Ya se acabó el sermón?» El vecino le respondió con sabiduría: «No. Ya lo predicaron, pero todavía falta que lo practiquemos». Si no aplicamos las revelaciones que Dios nos da, nos volveremos espiritualmente insensibles y desarrollaremos costras. Nos volvemos torpes a la obra de convencimiento del Espíritu Santo en nuestra vida. La aplicación de la Palabra de Dios es vitalmente necesaria para nuestra salud espiritual, crecimiento y madurez cristiana.“
„la meta final de todo estudio bíblico es su aplicación, no su interpretación. En vista de que Dios quiere cambiar nuestra vida por medio de su Palabra, es de suma importancia aprender a aplicar las Escrituras en nuestra vida antes de aprender cualquier otro método de estudio bíblico.“
„La Biblia usa el término corazón para describir el manojo de deseos, esperanzas, intereses, ambiciones, sueños y afectos que posees, en fin, tus oportunidades. Tu corazón es la fuente de todas tus motivaciones, lo que amas hacer y lo que más cuidas. Aun hoy usamos la palabra de esta manera cuando decimos: «Te amo con todo mi corazón».“
„Dios no es tan solo el punto de partida en tu vida, sino la fuente de ella. Debes ir a la Palabra de Dios, no a la sabiduría del mundo, para descubrir el propósito de tu vida.“
„Lo que puede parecer un atrevimiento, para Dios es autenticidad. Dios escucha las palabras apasionadas de sus amigos; se aburre con los clichés reverentes y previsibles. Si quieres ser amigo de Dios, debes ser sincero con él, comunicarle lo que de verdad sientes, no lo que piensas que deberías sentir o decir.“
„«Estoy orgulloso de ti por intentarlo, y voy a estar ayudándote. Te daré el poder que necesitas si pasas tiempo conmigo leyendo mi Palabra cada día, si dependes de mi Espíritu que está en tu interior cada momento, y si confías en que yo usaré cada circunstancia de tu vida para tu propio bien y crecimiento».“
„Cuando la Palabra de Dios cambia nuestra vida y nos hace más como Jesús, descubrimos cuál es el verdadero propósito de nuestra existencia, qué es el verdadero gozo y qué significa que Dios cambie el mundo a través de nosotros.“
„¿No usar palabras es perder la identidad? […] Pierdo la identidad del mundo en mí y existo sin garantías. Realizo lo realizable y lo irrealizable yo lo vivo y mi significado y el del mundo y el del tuyo no es evidente.“
„Qué fiebre, no consigo parar de vivir. En esta densa selva de palabras que he envuelto frondosamente lo que siento y pienso y vivo y que transforma todo lo que soy en algo mío que sin embargo está completamente fuera de mí.“
„Quiero escribirte como quien aprende. Fotografío cada instante. Profundizo en las palabras como si pintase, más que un objeto, su sombra. No quiero preguntar por qué se puede preguntar siempre por qué y seguir siempre sin respuesta: ¿consigo entregarme al expectante silencio que sigue a una pregunta sin respuesta? Aunque adivino que en algún lugar o en algún tiempo existe la gran respuesta para mí.“
„Ahora quiero ver si consigo aprehender lo que me ha sucedido usando palabras. Al usarlas estaré destruyendo un poco lo que sentí, pero es inevitable.“
„Hay muchas cosas por decir que no sé cómo decir. Me faltan las palabras. Pero me niego a inventar otras nuevas. Las que ya existen deben deccir o que se consigue decir y lo que está prohibido. Y lo que está prohibido lo adivino. Si hubiese fuerza. Más allá del pensamiento no hay palabras: se es. Mi pintura no tiene palabras: está más allá del pensamiento. En ese terreno del se es soy puro éxtasis cristalino. Se es. Me soy. Tú te eres.“
„Mis desequilibradas palabras son el lujo de mi silencio.“
„Mira a todos a tu alrededor y ve lo que hemos hecho de nosotros y de eso considerado como victoria nuestra de cada día. No hemos amado por encima de todas las cosas. No hemos aceptado lo que no se entiende porque no queremos pasar por tontos. Hemos amontonado cosas y seguridades por no tenernos el uno al otro. No tenemos ninguna alegría que no haya sido catalogada. Hemos construido catedrales y nos hemos quedado del lado de afuera, pues las catedrales que nosotros mismos construimos tememos que sean trampas. No nos hemos entregado a nosotros mismos, pues eso sería el comienzo de una vida larga y la tememos. Hemos evitado caer de rodillas delante del primero de nosotros que por amor diga: tienes miedo. Hemos organizado asociaciones y clubs sonrientes donde se sirve con o sin soda. Hemos tratado de salvarnos, pero sin usar la palabra salvación para no avergonzarnos de ser inocentes. No hemos usado la palabra amor para no tener que reconocer su contextura de odio, de amor, de celos y de tantos otros opuestos. Hemos mantenido en secreto nuestra muerte para hacer posible nuestra vida. Muchos de nosotros hacen arte por no saber cómo es la otra cosa. Hemos disfrazado con falso amor nuestra indiferencia, sabiendo que nuestra indiferencia es angustia disfrazada. Hemos disfrazado con el pequeño miedo el gran miedo mayor y por eso nunca hablamos de lo que realmente importa. Hablar de lo que realmente importa es considerado una indiscreción. No hemos adorado por tener la sensata mezquindad de acordarnos a tiempo de los falsos dioses. No hemos sido puros e ingenuos para no reírnos de nosotros mismos y para que al fin del día podamos decir «al menos no fui tonto» y así no quedarnos perplejos antes de apagar la luz. Hemos sonreído en público de lo que no sonreiríamos cuando nos quedásemos solos. Hemos llamado debilidad a nuestro candor. Nos hemos temido uno al otro, por encima de todo. Y todo eso lo consideramos victoria nuestra de cada día.“
„Escucha superficialmente lo que digo y de la falta de sentido nacerá un sentido, como en mí nace inexplicablemente una vida alta y leve. La densa selva de palabras envuelve sólidamente lo que siento y vivo, y transforma todo lo que soy en algo mío que está fuera de mí. La naturaleza es envolvente; me cubre y es sexualmente viva, sólo estoy: viva. También estoy truculentamente viva, y lamo mi hocico como el tigre después de haber devorado el veneno.“
„Nunca juzgues útil para ti mismo lo que tal vez te obligue algún día a quebrantar la palabra dada, a renunciar al pudor, a odiar; recelar, imprecar, disimular, desear lo que sólo puede hacerse a puertas cerradas y tras las cortinas. El hombre que a todo antepusiere su inteligencia, su genio interior y los misterios del culto debido a la gloria de éste, ese hombre no representará una tragedia, no se entregará al llanto, prescindirá de la soledad como de la muchedumbre; y, lo que es más, vivirá sin aprestarse y sin huir de la muerte. No se inquietará por gozar, durante un intervalo más o menos largo de tiempo, de este soplo que rodea su cuerpo. Que, aunque conviniere desprenderse de él al mismo punto, marchará tan ágilmente como haría en cualquiera otra de las funciones de la vida, moderada y decorosamente. La sola cosa que procura durante toda su vida es preservar su inteligencia de una deformación contraria a la naturaleza de un ser inteligente y sociable.“
„Que no te aparte que detrás venga la crítica o la palabra de algunos, por el contrario, si está bien hecho o bien dicho, no te subestimes. Ellos“
„No te distraigan los incidentes exteriores. Desocúpate para aprender algo más de bueno, y cesa de andar girando como una devanadera. Conviene asimismo precaverte de otra clase de extravío. Que desvarían los que, a causa de tantos quehaceres, se hastían de la vida y no tienen blanco alguno al que dirijan todos sus esfuerzos y, en una palabra, sus ideas.“
„Se deshonra el alma del hombre particularmente cuando, por lo que a sí toca, viene a hacerse como un divieso o una excrecencia en el cuerpo del mundo; porque irritarse con alguno de los acontecimientos que sobrevienen es como un absceso de la naturaleza universal, de la cual participan las naturalezas de todos los otros seres. El alma se deshonra asimismo cuando se muestra adversa a alguno de los otros hombres, o se comporta con él con intención de hacerle mal, como acontece con las almas poseídas de ira. Lo tercero, se deshonra cuando se da por vencida del dolor o el placer. Lo cuarto, cuando disimula, finge y altera la verdad por obra o de palabra. Lo quinto, cuando lanza su actividad o sus apetitos sin blanco fijo, y lo ejecuta todo al azar, y sin continuidad, siendo así que aun las más pequeñas acciones debieran tender a un fin propuesto: y el fin de los seres racionales es obedecer a la razón y a la ley de la naturaleza, la más augusta de las ciudades y gobiernos.“
„El puñal que ha de herirla está en mis palabras, no en mi mano.“
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