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Relacionado con: sabio
„Yo no conocía mi país, mi ciudad; nunca había ido ni a Tepito. No sabía cómo era. Ni a la gente la conocía. Creo que tampoco conocía a mis hijos, a mis sobrinos. Los imaginaba siempre en discotheques, nunca los visualicé con un casco, un paliacate, disciplinándose, olvidados de si mismos. Mucho menos, cargando cadáveres.“
„Ve a casa y no pienses en lo que te he dicho a propósito de la crítica. Yo no la temo, pues es ella la que está en una situación crítica. Me bastará con ser sabio y virtuoso para colocarme inmediatamente en el pedestal.“
„Porque ser sabio y enamorado excede el poder del hombre“
„Jem siempre me ha dado exactamente lo que necesitaba de la forma en que lo necesitaba, incluso cuando yo mismo no sabia que lo necesitaba.“
„Él no sabía lo que los libros significaban para ella, que los libros eran símbolos de sentido y verdad.“
„Sintió su simpatía saltar hacia el hermano Zachariah, mientras él se imaginaba a sí mismo sin Alec, con sólo esa runa desvanecida para recordarle donde una vez se había unido a alguien que sabía todas las mejores y peores partes de su alma.“
„Tal vez siempre has sido sabio —dijo Jace—. Recuerdo que cuando te pregunté si querías ser mi parabatai, tú me dijiste que necesitabas un día para pensar en ello. Y luego volviste y dijiste que sí, y cuando te pregunté por qué accediste a hacerlo, dijiste que era porque necesitaba a alguien que me cuidara. Tenías razón. Nunca pensé en ello de nuevo, porque nunca tuve que hacerlo. Te tengo, y siempre has cuidado de mí. Siempre—No —dijo Alec—. No hables así.—No ¿Por qué?—Porque —dijo Alec—. Así es como la gente habla cuando piensan que van a morir“
„Clary aspiró profundamente y alzó los ojos hacia él, ojos que estaban llenos de incertidumbre. Un impulso desconocido se alzó dentro de él: el impulso de rodearla con los brazos y decirle que todo iba a estar bien. No lo hizo. Por lo que él sabía, las cosas raras veces iban bien. [pp. 343]“
„ーEscribí algo para ti, ーla corrigió con una sonrisa y comenzó a tocar.Ella escuchó emocionada; comenzó lento, sencillo, su control sobre el arco producía un sonido armónico. La melodía la lleno tan fresca y dulce como el agua, tan esperanzadora y adorable como un amanecer. Miró a sus dedos fascinada por el movimiento tan exquisito que hacia que las notas salieran del violín. El sonido se volvió mas profundo conforme el arco se movía mas rápido, el antebrazo de Jem se desplazaba hacia adelante y atrás, su delgado cuerpo parecía difuminarse con el movimiento de su hombro. Sus dedos se deslizaban cuidadosamente arriba y abajo, el tono de la música profundizó, como nubes de tormenta reuniéndose en un horizonte brillante, un río que se convertía en torrente. Las notas se estrellaban a sus pies aumentando el sonido, el cuerpo entero de Jem parecía moverse en sintonía con los sonidos que emanaban del instrumento, a pesar de que ella sabia que sus pies se encontraban firmes en el suelo. Su corazón encontró la paz con la música, los ojos de Jem estaban cerrados, las comisuras de sus labios mostraban un gesto de dolor. Una parte de ella quería correr a sus pies, rodearlo con sus brazos; la otra otra parte no quería que se detuviera la música, el hermoso sonido de él. Era como si él hubiera tomado su arco utilizándolo como un pincel para pintar, creando un lienzo en el cual su alma se muestra claramente. Cuando las ultimas notas se alzaron más y más alto, llegando a tocar el paraíso, Tessa estuvo consciente de que su rostro estaba húmedo, pero no fue hasta que la ultima nota dejo de sonar y él bajo el violín cuando se dio que estaba llorando.“
„Hasta ese momento Archimboldi nunca había pensado en la fama. Hitler era famoso. Goering era famoso. La gente que él amaba o que recordaba con nostalgia no era famosa, sino que cubría ciertas necesidades. Döblin era su consuelo. Ansky era su fuerza. Ingeborg era su alegría. El desaparecido Hugo Halder era la levedad de su vida. Su hermana, de la que no sabía nada, era su propia inocencia. Por supuesto, también eran otras cosas. Incluso, a veces, eran todas las cosas juntas, pero no la fama, que cuando no se cimentaba en el arribismo, lo hacía en el equívoco y en la mentira. Además, la fama era reductora. Todo lo que iba a parar en la fama y todo lo que procedía de la fama inevitablemente se reducía. Los mensajes de la fama eran primarios. La fama y la literatura eran enemigas irreconciliables.“
„nunca serás un hombre sabio, vaya, ni siquiera un hombrerazonablemente inteligente, pero el amor y tu sangrete hicieron dar un paso, incierto pero necesario, en mediode la noche, y el amor que guió ese paso te salva“
„¡Si en la historia no hubiera más que batallas; si sus únicos actores fueran las celebridades personales, cuán pequeña sería! Está en el vivir lento y casi siempre doloroso de la sociedad, en lo que hacen todos y en lo que hace cada uno. En ella nada es indigno de la narración, así como en la Naturaleza no es menos digno de estudio el olvidado insecto que la inconmensurable arquitectura de los mundos. Los libros que forman la capa papirácea de este siglo, como dijo un sabio, nos vuelven locos con su mucho hablar acerca de los grandes hombres, de si hicieron esto o lo otro, o dijeron tal o cual cosa. Sabemos por ellos las acciones culminantes, que siempre son batallas, carnicerías horrendas, o empalagosos cuentos de reyes y dinastías, que preocupan al mundo con sus riñas o con sus casamientos; y entretanto la vida interna permanece oscura, olvidada, sepultada. Reposa la sociedad en el inmenso osario sin letreros ni cruces ni signo alguno: de las personas no hay memoria, y sólo tienen estatuas y cenotafios los vanos personajes… Pero la posteridad quiere registrarlo todo: excava, revuelve, escudriña, interroga los olvidados huesos sin nombre; no se contenta con saber de memoria todas las picardías de los inmortales desde César hasta Napoleón; y deseando ahondar lo pasado quiere hacer revivir ante sí a otros grandes actores del drama de la vida, a aquellos para quienes todas las lenguas tienen un vago nombre, y la nuestra llama Fulano y Mengano.“
„Tú como eres, yo como ero. Eso de que dos que se aman han de volverse iguales y han de pensar lo mismo no me cabe a mí en la cabeza. ¡El uno para el otro! ¡Dos en uno! ¡Qué bobadas inventa el egoísmo! ¿A qué esa confusión de los caracteres? Sea cada cual como Dios le ha hecho, y siendo distintos, se amarán más. Déjame suelta, no me amarres, no borres mi… ¿lo digo? Estas palabras tan sabias se me atragantan; pero, en fin, la soltaré… mi doisingracia.“
„Y fue así que nos despertamos en un mundo ávido de novedades sociales y que alegremente se lanzaba hacia la conquista de una libertad que no se sabía muy bien lo que era y de un progreso que jamás pudo definir.“
„Los que son sabios, poco hablan; y los que hablan mucho, son poco sabios.“
„Un placer como el de una conversación perfecta es necesariamente raro, porque los sabios rara vez saben hablar y los que hablan rara vez que son sabios.“
„La tinta del sabio es más sagrada que la sangre del mártir.“
„Los sabios son sabios porque, cuando habló alguien más sabio, supieron estar escuchando.“
„El título sabio es, en su mayor parte, aplicado falsamente.“
„Realicemos nuestro día con el mismo propósito que anima a la Naturaleza, y no nos dejemos apartar del camino por cascara alguna o por ala de mosquito que puedan caer en él. Levantémonos temprano, ayunemos o desayunémonos pausadamente y sin perturbaciones; que venga y vaya la compañía, que tañan las campanas o lloren los niños; sigamos, determinados a hacer de ello un día. ¿Por qué habríamos de someternos e ir con la corriente? No nos sintamos perturbados y vencidos en ese terrible rápido arremolinado que llamamos almuerzo, sito en los bajíos del mediodía. Sortead este peligro, y estaréis a salvo para el resto de la jornada, que discurrirá luego cuesta abajo. Con nervios templados y vigor matinal, dejadlo atrás, y como Ulises atado al mástil, poned la mirada en otra parte. Si silba el motor, que lo haga hasta enronquecer de insistencia. Si tañe la campana ¿por qué hemos de apresurarnos? Consideremos qué música nos ofrecen. Resolvámonos a hacer nuestro camino, llevando adelante nuestros pasos a través del barro y lodo de la opinión, prejuicios, tradición, engaño y apariencias que, cual tierra de aluvión, cubren el globo entero desde París a Londres, Nueva York, Bostón y Concord, a través de Iglesia y Estado, a través de la poesía, la filosofía y la religión, hasta que alcancemos un suelo duro y rocoso, al que podemos llamar realidad, y digamos: «Héla aquí, no hay duda». Y entonces, comencemos, contando con un point d’appui, bajo crecidas, heladas o fuego; un lugar donde se pueda encontrar un muro o una propiedad, donde se pueda erigir sin problemas un farol, o acaso un medidor, no un Nilómetro sino un Realímetro, para que las generaciones futuras sepan qué caudal llegaban a alcanzar de vez en cuando las riadas de engaños y apariencias. Si os enfrentáis cara a cara con un hecho, veréis brillar el sol en sus dos facetas, como si fuera una cimitarra, y sentiréis su suave filo, que os divide por el corazón y la médula, concluyendo así vuestra carrera mortal. Trátese de vida o muerte, nosotros ansiamos sólo la realidad. Si en verdad morimos, que oigamos el estertor en nuestras gargantas y sintamos el frío de nuestras extremidades; si estamos vivos, vayamos a lo nuestro. El tiempo no es sino el río donde voy a pescar. Bebo en él, y mientras lo hago, veo su lecho arenoso y descubro cuán cerca se encuentra de mí. Su fina corriente discurre incansable, pero la eternidad permanece. Yo quisiera beber de más hondo; y pescar en el cielo, cuyo cauce está tachonado de estrellas. No puedo contarlas. Ignoro la primera letra del alfabeto. Siempre he lamentado no ser tan sabio como el día en que nací. La inteligencia es un hendedor; discierne y saja su camino en el secreto de las cosas. No deseo ocupar mis manos más de lo necesario. Mi cabeza es manos y pies. Siento concentradas en ella mis mejores facultades. Mi instinto me dice que aquélla es un órgano excavador, como los hocicos y garras de algunos animales, y con ella minaría y horadaría yo mi camino a través de estas colinas. En algún lugar de estos alrededores se encuentra, creo, la vena más rica; me lo dicen mi varita mágica y los mágicos vapores que ascienden serpenteando. Aquí comenzaré a minar.“
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