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sesenta
Relacionado con: sesenta
„Moisés ordenó que todos los comprendidos entre los veinte y los sesenta años de edad tomasen las armas para el servicio militar y que sólo del pueblo se formaran los ejércitos. Éstos no juraban por el jefe del ejército ni por el sumo pontífice, sino por la religión o por Dios;…“
„Los sabios me enseñaron que en un día normal la persona normal tiene unos sesenta mil pensamientos. Lo que a mí me chocó, sin embargo, fue que el 99 por ciento de los mismos era exactamente igual que el día anterior.“
„A los quince años mi corazón estaba en el aprendizaje; A los treinta me mantuve firme; A los cuarenta no tuve más dudas; A los cincuenta conocí la voluntad del cielo; A los sesenta mi oído era obediente; A los setenta podía seguir el deseo de mi corazón sin sobrepasar los límites de lo que era correcto.“
„Las mujeres tienen suerte, aunque el noventa y nueve por ciento no lo sabe. ¿A qué edad se lanzó Santa Teresa a reformar monasterios? A los cincuenta. Y podría citar muchos casos más. De los veinte a los cuarenta las mujeres se hallan absortas biológicamente… y con toda razón. Se preocupan de los niños, los maridos, los amantes… Las relaciones personales. O subliman todas estas cosas y se lanzan a una carrera, de forma típicamente femenina y emocional. Pero la segunda floración natural es de la mente y el espíritu y su edad cuando una alcanza la madurez. Según van envejeciendo, las mujeres se interesan más en cosas impersonales. Los intereses masculinos se reducen, los de las mujeres se amplían. A los sesenta un hombre se repite, por lo general, como un gramófono. A la misma edad, una mujer, si tiene cierto individualismo, es un ser interesante.“
„Bajé por espacio y airesy mas aires, descendiendo,sin llamado y con llamadapor la fuerza del deseo,y a más que yo caminabaera el descender más rectoy era mi gozo más vivoy mi adivinar más cierto,y arribo como la flechaéste mi segundo cuerpoen el punto en que comienzanPatria y Madre que me dieron.¡Tan feliz que hace la marcha!Me ataranta lo que veo,lo que miro o adivino,lo que busco y lo que encuentro;pero como fui tan otray tan mudada regreso,con temor ensayo rutas,peñascales y repechos,el nuevo y largo respiro,los rumores y los ecos.O fue loca mi partidao es loco ahora el regreso;pero ya los pies tocaronbajíos, cuestas, senderos,gracia tímida de hierbasy unos céspedes tan tiernosque no quisiera doblarlosni rematar este sueñode ir sin forma caminandola dulce parcela, el reinoque me tuvo sesenta añosy me habita como un eco (…)“
„Del modo que sea, como varón de pelo en pecho o cariñoso padre, un candidato debe ser encantador. También debe ser un animador que nunca aburra al público. Habituado a la radio y la televisión, este público exige que se lo distraiga y no cabe pedirle que se concentre o haga un prolongado esfuerzo intelectual. Todos los discursos del candidato-animador deben ser, pues, breves y tajantes. Los grandes problemas del momento deben ser zanjados en cinco minutos a lo sumo y preferiblemente (pues el público querrá pasar a algo más entretenido que la inflación o la bomba de hidrógeno) en sesenta segundos netos. La oratoria es de tal naturaleza que siempre ha habido entre políticos y clérigos la tendencia a simplificar excesivamente los asuntos complejos. Desde un púlpito o una tribuna, hasta el más concienzudo de los oradores tiene muchas dificultades para decir la verdad. Los métodos que actualmente se utilizan para colocar en el mercado a un candidato político como si fuera un desodorante garantizan de modo muy positivo el cuerpo electoral contra toda posibilidad de que escuche la verdad acerca de nada.“
„Cien repeticiones tres noches por semana, durante cuatro años -pensó Bernard Marx, que era especialista en hipnopedia-. Sesenta y dos mil cuatrocientas repeticiones crean una verdad. ¡Idiotas!“
„Matthieu Ricard es un biólogo molecular que hace treinta años decidió convertirse al budismo y actualmente es el asesor personal del Dalái Lama. Este hombre de sesenta y un años, que vive en un pequeño cuarto en Nepal con las mínimas comodidades, es considerado por los científicos de la Universidad de Wisconsin el hombre más feliz de la Tierra. Los puntajes de “felicidad” obtenidos por él mediante los métodos más modernos de la neurociencia y en sesiones continuas superaron todas las expectativas. En una calificación posible que iba de 0.3 (muy infeliz) a -0.3 (muy feliz), Ricard logró un sostenido -0.45, un récord imposible de imaginar.“
„Si cada año estuviéramos ciegos por un día, gozaríamos en los restantes trescientos sesenta y cuatro.“
„Estábamos todos en este barco que fueron los sesenta, nuestra generación, un barco que iba a descubrir el Nuevo Mundo. Y los Beatles viajaban la cofa.“
„Quiero decir, ¿qué es un regalo de no-cumpleaños?- Un regalo que te hacen cuando no es tu cumpleaños, naturalmente.Alicia meditó un momento. <>, dijo por fin.- ¡No sabes lo que dices! -exclamó Tentetieso- ¿Cuántos días tiene el año?- Trescientos sesenta y cinco -dijo Alicia.- ¿Y cuántos cumpleaños tienes?- Uno.- Y si restas uno a trescientos sesenta y cinco, ¿cuántos te quedan?- Trescientos sesenta y cuatro, naturalmente.[…]- Lo que demuestra que hay trescientos sesenta y cuatro días en que podrías recibir regalos de no-cumpleaños.- Desde luego -dijo Alicia.- Frente a sólo uno de cumpleaños. ¡Te has cubierto de gloria!“
„A los veinte años un hombre es un pavo real, a los treinta un león, a los cuarenta un camello, a los cincuenta una serpiente, a los sesenta un perro, a los setenta un mono, a los ochenta nada.“
„[…] me imaginaba teniéndote a mi lado durante cincuenta o sesenta años más. Pensé que entonces estaría preparado para abandonarte. Pero se trata de ti, y ahora me doy cuenta de que nunca estaré más preparado para perderte de lo que lo estoy ahora. Y no lo estoy en absoluto.“
„La Biblia contiene seis admoniciones para los homosexuales y sesenta y dos para los heterosexuales. Esto no significa que Dios no ame a los heterosexuales. Es sólo que necesitan una mayor supervisión.“
„Usted tiene todas las condiciones para concurrir a mi felicidad, pero yo tengo muy pocas para concurrir a la suya. Y no crea que me estoy mandando la parte. En otra posición (quiero decir, más bien, en otras edades) lo más correcto sería que yo le ofreciese un noviazgo serio, muy serio, quizá demasiado serio, con una clara perspectiva de casamiento al alcance de la mano. Pero si yo ahora le ofreciese algo semejante, calculo que sería muy egoísta, porque sólo pensaría en mí, y lo que yo más quiero ahora no es pensar en mí sino pensar en usted. Yo no puedo olvidar usted tampoco que dentro de diez años yo tendré sesenta. Escasamente un viejo, podrá decir un optimista o un adulón, pero el adverbio importa muy poco. Quiero que quede a salvo mi honestidad al decirle que ni ahora ni dentro de unos meses, podré juntar fuerzas como para hablar de matrimonio. Pero siempre hay un pero ¿de qué hablar entonces? Yo sé que, por más que usted entienda esto, es difícil, sin embargo, que admita otro planteo. Porque es evidente que existe otro planteo. En ese otro planteo hay cabida para el amor, pero no la hay en cambio para el matrimonio. Levantó los ojos, pero no interrogaba. Es probable que sólo haya querido ver mi cara al decir eso. Pero, a esta altura, yo ya estaba decidido a no detenerme. A ese otro planteo, la imaginación popular, que suele ser pobre en denominaciones, lo llama una Aventura o un Programa, y es bastante lógico que usted se asuste un poco. A decir verdad, yo también estoy asustado, nada más que porque tengo miedo de que usted crea que le estoy proponiendo una aventura. Tal vez no me apartaría ni un milímetro de mi centro de sinceridad, si le dijera que lo que estoy buscando denodadamente es un acuerdo, una especie de convenio entre mi amor y su libertad. Ya sé, ya sé. Usted está pensando que la realidad es precisamente la inversa; que lo que yo estoy buscando es justamente su amor y mi libertad. Tiene todo el derecho de pensarlo, pero reconozca que a mi vez tengo todo el derecho de jugármelo todo a una sola carta. Y esa sola carta es la confianza que usted pueda tener en mí.“
„Lo que sé a los sesenta años, ya lo sabía a los veinte. Cuarenta años de un largo, superfluo trabajo de comprobación.“
„y me fumaba cada día, sin premoniciones, sesenta cigarrillos de tabaco bárbaro.“
„Nunca seré viejo –le dije entonces-. Ella lo interpretó como un propósito heroico de luchar sin cuartel contra los estragos del tiempo, pero él fue más explícito: tenía la determinación irrevocable de quitarse la vida a los sesenta años“
„Zihuatanejo —lo dijo pronunciando la palabra con una lentitud musical—. Allá abajo, en México. Es un pequeño lugar que queda a unos treinta kilómetros de Playa Azul. Unos ciento sesenta kilómetros al noroeste de Acapulco, en la costa del Pacífico. ¿Sabes lo que dicen los mexicanos del Pacífico? Le dije que no lo sabía.—Dicen que no tiene memoria. Y precisamente por eso. Red, quiero acabar allí mis días. En un lugar cálido y sin memoria.“
„Que no te engañen, chico. La vida empieza a los sesenta.“