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sufrimiento
Relacionado con: sufrimiento
„en un embudo subterráneo de sufrimiento; un desolador paisaje de fuego, azufre, aguas residuales, monstruos y el mismísimo Satán en su centro. En“
„Porque la esperanza, por más pequeña que sea la dosis, es un bálsamo que alivia los sufrimientos del corazón.“
„Solo se dejaba distraer, si es que se puede decir así, por otro motivo de sufrimiento. Un dolor nuevo obraba en ella como una especie de antídoto.“
„Linaje de sangre de dioses/ troyano hijo de Aquiles, es fácil la bajada al Averno; / las noches y los días permanece abierta la puerta de Dite; / pero hacer el camino de regreso y escapar a los aires de arriba, / eso cuesta trabajo, eso conlleva sufrimiento. Canto VI, versos 129-130“
„Hay una manera mejor de pensar acerca de nuestras mentes: la Biblia nos manda a renovar nuestras mentes para pensar como Él piensa, no quitarlas quirúrgicamente (Romanos 12.1-2). Anímese al pensar que la Biblia está llena de personas que pensaban fuertemente. Algunos hasta debatieron con Dios, pero no les cayó un rayo encima, ni fueron castigados de otra manera: • Moisés se preguntó si Dios había tomado la decisión correcta al enviarlo a liberar los israelitas esclavos en Egipto (Éxodo 3.11). • Habacuc miró al mal descontrolado y al sufrimiento del mundo y le gritó a Dios: «¿Hasta cuándo?» (Habacuc 1.2). • Natanael abiertamente expresó su cansada opinión de las raíces de Jesús (Juan 1.46). • A Tomás le permitieron ver y tocar las heridas de Cristo para creer que había resucitado de los muertos (Juan 20.24-29). • Los habitantes de Berea dedicaron tiempo para probar con las Escrituras hasta la enseñanza del apóstol Pablo (Hechos 17.11). • No somos suficientemente inteligentes. Eso es absolutamente falso. Me doy cuenta de que todos estamos creados con diferentes habilidades. Pero no tenga miedo del material que parece estar muy por encima de su entendimiento. ¡Usted sí tiene la habilidad de luchar en él! No diga: «Esto es demasiado duro para mí».“
„El plan de Dios es que experimentemos un amor alimentado por su propio amor y practicado con sus límites prescritos. Piense a qué se parece el amor aparte de Dios. Millones de vidas son lastimadas diariamente en el nombre del amor, incluso hasta unas pocas vidas probablemente devastadas en su escuela hoy por desagradables notas para romper relaciones amorosas que son dejadas en las taquillas. El amor quizás haga que el mundo gire, pero el amor erróneo nos da mareos. El amor está en el corazón del gran plan de Dios para nosotros y nuestro mundo. La intención de Dios es que experimentemos su amor: un amor sagrado. Tenemos el tipo de amor correcto para pasar a otros cuando experimentamos su amor (1 Juan 4.19). ¿Qué tiene que ver todo esto con el sufrimiento? Todo. Como ve, cuando los escépticos afirman que un Dios bueno nos haría escoger solamente el bien, ignoran completamente lo que es el bien a los ojos de Dios. El bien comprende una elección. Es una vida voluntariamente y totalmente vivida para Dios aun cuando esa decisión es dura y costosa. Es un amor de Dios y para Dios que nos lleva a través de las más duras batallas de la vida. Cometemos un error mortal cuando pensamos que un amor aparte de Dios es todo lo que necesitamos para conducirnos a través de los momentos duros de la vida.“
„La dicha es una cosa tan rara en este mundo, que el hombre no ha pensado en inventar palabras para expresarla, mientras el vocabulario de los sufrimientos morales y físicos llena innumerables columnas en los diccionarios de todas las lenguas.“
„El sufrimiento nos hace egoístas porque nos absorbe por entero: sólo más tarde, en forma de recuerdo, nos enseña la compasión.“
„Jesús, sobre todo con su estilo de vida y con sus acciones, demostró como en el mundo en que vivimos está presente el amor, el amor operante, el amor que se dirige al hombre y abraza todo lo que forma su humanidad. Este amor se hace notar particularmente en contacto con el sufrimiento, la injusticia, la pobreza; en contacto con toda la condición humana histórica, que de distintos modos manifiesta la limitación y la fragilidad del hombre, ya física, ya moral.“
„Lugar de competiciones, pero también del dolor y sufrimiento.“
„Tres pasiones, simples pero abrumadoramente fuertes, han gobernado mi vida: el anhelo de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad.“
„Pensé: «Quiero morir. Quiero morir más que nunca. No hay posibilidad ahora de una recuperación. No importa qué tipo de cosas haga, no importa lo que haga, seguramente será un fracaso, solo un recubrimiento final aplicado a mi vergüenza. Ese sueño de ir en bicicleta para ver una cascada enmarcada en hojas de verano, no era para mí. Todo lo que puede pasar ahora es que un pecado desagradable y humillante se acumule en otro, y mis sufrimientos se vuelvan más agudos. Quiero morirme. Debo morir, Vivir es la fuente del pecado.“
„El talante con el que un hombre acepta su ineludible destino y todo el sufrimiento que le acompaña, la forma en que carga con su cruz, le ofrece una singular oportunidad incluso bajo las circunstancias más adversas para dotar a su vida de un sentido más profundo.“
„no es el sufrimiento en sí mismo el que madura o enturbia al hombre, es el hombre el que da sentido al sufrimiento. Hasta“
„Cualquier hombre, a lo largo de su vida, se verá enfrentado a su destino y tendrá la oportunidad de convertir un puro estado de sufrimiento en una hazaña interior. Piénsese“
„plantea. Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar ese sufrimiento, porque ese sufrimiento se convierte en su única y peculiar tarea. Es más, ese sufrimiento le otorga el carácter de persona única e irrepetible en el universo.“
„Una vez fui testigo del estrecho nexo entre la pérdida de la fe en el futuro y este peligroso darse por vencido. F., el jefe de mi barracón, compositor y libretista famoso, me confió un día: «Me gustaría contarle algo, doctor. He tenido un extraño sueño. Una voz me invitaba a desear cualquier cosa, bastaba con preguntar lo que quería conocer y mis preguntas serían satisfechas de inmediato. ¿Sabe qué pregunté? Cuándo terminaría la guerra para mí. Ya sabe lo que quiero decir, doctor, ¡para mí! Conocer cuándo seríamos liberados los de este campo y cuándo terminarían nuestros sufrimientos». «¿Y cuándo tuvo usted ese sueño?», le pregunté. «En febrero de 1945», contestó. Por entonces estábamos a principios de marzo. «¿Qué respondió la voz en su sueño?» En voz baja, casi furtivamente, me susurró: «El treinta de marzo.» Cuando F. me contó aquel sueño todavía se encontraba rebosante de esperanza y convencido de la certeza y veracidad del oráculo de la voz. Sin embargo, a medida que se acercaba el día prometido, las noticias que recibíamos sobre la guerra menguaban las esperanzas de ser liberados en la fecha indicada. El veintinueve de marzo, de repente, F. cayó enfermo con una fiebre muy alta. El treinta de marzo, el día en que según su profecía terminaría la guerra y el sufrimiento para él, empezó a delirar y perdió la conciencia. El treinta y uno de marzo falleció. Según todas las apariencias murió de tifus… Los que conocen la estrecha relación entre el estado de ánimo de una persona su valor y su esperanza, o su falta de ambos y el estado de su sistema inmunológico comprenderán cómo la pérdida repentina de la esperanza y el valor pueden desencadenar un desenlace mortal. La causa última de la muerte de mi amigo fue la honda decepción que le produjo no ser liberado en el día señalado. De pronto se debilitó la resistencia de su organismo y sus defensas disminuyeron, dejándole a merced de la infección tifoidea latente. Su esperanza en el futuro y su voluntad de vivir se paralizaron, y su cuerpo sucumbió víctima de la enfermedad. Después de todo, la voz de sus sueños se hizo realidad. La observación de este caso, y sus consecuencias psicológicas, concuerda con un hecho que el médico del campo me hizo notar: la tasa de mortandad semanal durante las Navidades de 1944 y el Año Nuevo de 1945 superó en mucho las estadísticas habituales del campo. En su opinión, la explicación de este aumento de mortalidad no había que buscarla en el empeoramiento de las condiciones de trabajo, ni en una disminución de la ración alimenticia, ni en un cambio climatológico, ni en el brote de nuevas epidemias. A su entender, se trataba sencillamente de la ingenua esperanza que abrigaron la mayoría de los presos de ser liberados por las fiestas navideñas. Según se acercaba esa fecha, y al no recibir ninguna noticia alentadora, los prisioneros perdieron su valor y les venció el desaliento. Muchos de ellos murieron al debilitarse su capacidad de resistencia. Ya advertimos“
„Vivir es sufrir, sobrevivir es hallarle sentido al sufrimiento.“
„Una vez fui testigo del estrecho nexo entre la pérdida de la fe en el futuro y este peligroso darse por vencido. F., el jefe de mi barracón, compositor y libretista famoso, me confió un día: «Me gustaría contarle algo, doctor. He tenido un extraño sueño. Una voz me invitaba a desear cualquier cosa, bastaba con preguntar lo que quería conocer y mis preguntas serían satisfechas de inmediato. ¿Sabe qué pregunté? Cuándo terminaría la guerra para mí. Ya sabe lo que quiero decir, doctor, ¡para mí! Conocer cuándo seríamos liberados los de este campo y cuándo terminarían nuestros sufrimientos». «¿Y cuándo tuvo usted ese sueño?», le pregunté. «En febrero de 1945», contestó. Por entonces estábamos a principios de marzo. «¿Qué respondió la voz en su sueño?» En voz baja, casi furtivamente, me susurró: «El treinta de marzo.» Cuando F. me contó aquel sueño todavía se encontraba rebosante de esperanza y convencido de la certeza y veracidad del oráculo de la voz. Sin embargo, a medida que se acercaba el día prometido, las noticias que recibíamos sobre la guerra menguaban las esperanzas de ser liberados en la fecha indicada. El veintinueve de marzo, de repente, F. cayó enfermo con una fiebre muy alta. El treinta de marzo, el día en que según su profecía terminaría la guerra y el sufrimiento para él, empezó a delirar y perdió la conciencia. El treinta y uno de marzo falleció. Según todas las apariencias murió de tifus… Los que conocen la estrecha relación entre el estado de ánimo de una persona su valor y su esperanza, o su falta de ambos y el estado de su sistema inmunológico comprenderán cómo la pérdida repentina de la esperanza y el valor pueden desencadenar un desenlace mortal. La causa última de la muerte de mi amigo fue la honda decepción que le produjo no ser liberado en el día señalado. De pronto se debilitó la resistencia de su organismo y sus defensas disminuyeron, dejándole a merced de la infección tifoidea latente. Su esperanza en el futuro y su voluntad de vivir se paralizaron, y su cuerpo sucumbió víctima de la enfermedad. Después de todo, la voz de sus sueños se hizo realidad.“
„EL DESTINO, UN REGALO El talante con el que un hombre acepta su ineludible destino y todo el sufrimiento que le acompaña, la forma en que carga con su cruz, le ofrece una singular oportunidad incluso bajo las circunstancias más adversas para dotar a su vida de un sentido más profundo. Aun en esas situaciones se le permite conservar su valor, su dignidad, su generosidad. En cambio, si se zambulle en la amarga lucha por la supervivencia, es capaz de olvidar su humana dignidad y se comporta poco más allá a como lo haría un animal, igual que nos recuerda la psicología de los internados en un campo de concentración. En esa decisión personal reside la posibilidad de atesorar o despreciar la dignidad moral que cualquier situación difícil ofrece al hombre para su enriquecimiento interior. Y ello determina si es o no merecedor de sus sufrimientos. No piensen que estas consideraciones son ilusorias o muy alejadas de la vida real. Alcanzar metas tan excelsas está reservado a unas cuantas personas. En efecto, sólo unos pocos prisioneros conservaron esa fortaleza de la libertad y aprovecharon los atroces sufrimientos para una madurez interior. Ahora bien, aunque sólo se diese un caso bastaría para demostrar que la libertad interior puede elevar al hombre muy por encima de su destino adverso. Y este tipo de hombres no surge, además, únicamente en los campos de concentración. Cualquier hombre, en toda existencia, se verá cara a cara con su destino y siempre tendrá la oportunidad de conquistar algún valor por vía del sufrimiento, por vía de su propio sacrificio.“
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