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violín
Relacionado con: violín
„¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza,trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!¡Furioso, Belzebú rasga sus violines!¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!Todos se han despojado de su sayo de piel:lo que queda no asusta y se ve sin escándalo.En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas;cuelga un jirón de carne de su flaca barbilla:parecen, cuando giran en sombrías refriegas,rígidos paladines, con bardas de cartón.¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos!¡y la horca negra muge cual órgano de hierro!y responden los lobos desde bosques morados:rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno…Zarandéame a estos fúnebres capitanesque desgranan, ladinos, con largos dedos rotos,un rosario de amor por sus pálidas vértebras:¡difuntos, que no estamos aquí en un monesterio!“
„¿Y si un trozo de madera descubre que es un violín?“
„Se dejaba ir en el balanceo de las melodías y se sentía vibrar de pies a cabeza, como si los arcos de los violines se pasearan por sus nervios.“
„ー¿Te importaría si toco para ti ahora?ーSabes que amo escucharte tocar. ーEra verdad. Ella siempre amo escucharlo hablar de su violín, pensó que así entendía un poco mas de él. Ella podía escucharlo hablar apasionadamente por horas de breas, clavijas, desplazamientos, la posición de los dedos y de la tendencia de la cuerda La a romperse- sin sentirse aburrida.“
„ーEscribí algo para ti, ーla corrigió con una sonrisa y comenzó a tocar.Ella escuchó emocionada; comenzó lento, sencillo, su control sobre el arco producía un sonido armónico. La melodía la lleno tan fresca y dulce como el agua, tan esperanzadora y adorable como un amanecer. Miró a sus dedos fascinada por el movimiento tan exquisito que hacia que las notas salieran del violín. El sonido se volvió mas profundo conforme el arco se movía mas rápido, el antebrazo de Jem se desplazaba hacia adelante y atrás, su delgado cuerpo parecía difuminarse con el movimiento de su hombro. Sus dedos se deslizaban cuidadosamente arriba y abajo, el tono de la música profundizó, como nubes de tormenta reuniéndose en un horizonte brillante, un río que se convertía en torrente. Las notas se estrellaban a sus pies aumentando el sonido, el cuerpo entero de Jem parecía moverse en sintonía con los sonidos que emanaban del instrumento, a pesar de que ella sabia que sus pies se encontraban firmes en el suelo. Su corazón encontró la paz con la música, los ojos de Jem estaban cerrados, las comisuras de sus labios mostraban un gesto de dolor. Una parte de ella quería correr a sus pies, rodearlo con sus brazos; la otra otra parte no quería que se detuviera la música, el hermoso sonido de él. Era como si él hubiera tomado su arco utilizándolo como un pincel para pintar, creando un lienzo en el cual su alma se muestra claramente. Cuando las ultimas notas se alzaron más y más alto, llegando a tocar el paraíso, Tessa estuvo consciente de que su rostro estaba húmedo, pero no fue hasta que la ultima nota dejo de sonar y él bajo el violín cuando se dio que estaba llorando.“
„Lo tocó murmurando la letra, con el violín bañado en lágrimas, y con una inspiración tan intensa que a los primeros compases empezaron a ladrar los perros de la calle, y luego los de la ciudad, pero después se fueron callando poco a poco por el hechizo de la música, y el valse terminó con un silencio sobrenatural. El balcón no se abrió, ni nadie se asomó a la calle, ni siquiera el sereno que casi siempre acudía con su candil tratando de medrar con las migajas de las serenatas. El acto fue un conjuro de alivio para Florentino Ariza, pues cuando guardó el violin en el estuche y se alejó por las calles muertas sin mirar hacia atrás, no sentía ya que iba la mañana siguinte, sino que se había ido desde hacía muchos años con la disposición irrevocable de no volver jamás.“
„No le dijo a nadie que se iba, no se despidió de nadie, con el hermetismo férreo con que sólo le reveló a la madre el secreto de su pasión reprimida, pero a la víspera del viaje cometió a conciencia una locura última del corazón que bien pudo costarle la vida. Se puso a la medianoche su traje de domingo, y tocó a solas bajo el balcón de Fermina Daza el valse de amor que había compuesto para ella, que sólo ellos dos conocían y que fue durante tres años el emblema de su complicidad contrariada. Lo tocó murmurando la letra, con el violín bañado en lágrimas, y con una inspiración tan intensa que a los primeros compases empezaron a ladrar los perros de la calle, y luego los de la ciudad, pero después se fueron callando poco a poco por el hechizo de la música, y el valse terminó con un silencio sobrenatural. El balcón no se abrió, ni nadie se asomó a la calle, ni siquiera el sereno que casi siempre acudía con su candil tratando de medrar con las migajas de las serenatas. El acto fue un conjuro de alivio para Florentino Ariza, pues cuando guardó el violín en el estuche y se alejó por las calles muertas sin mirar hacia atrás, no sentía ya que se iba la mañana siguiente, sino que se había ido desde hacía muchos años con la disposición irrevocable de no volver jamás..“
„Besa el violín que ya nunca jamás sonará. Bebe la sombra de un indio en un río divino. Sin querer te marcarás hasta que al morir buscarás el sinfín. Y antes del alba tendrás tu rocío final.“
„me duele ingresar en un orden cerrado, construido ya hasta en las más finas mallas del aire, esas que en su casa preservan la música de la lavanda, el aletear de un cisne con polvos, el juego del violín y la viola en el cuarteto de Rará.“
„Tocaba despacio, casi con majestuosidad. Mucha gente cree que la velocidad es lo que distingue a un buen músico. Es comprensible. Lo que Marie había hecho en el Eolio era asombroso. Pero la velocidad a la que puedas marcar la digitación de las notas no es lo más importante de la música. La verdadera clave es el ritmo.Es como contar un chiste. Cualquiera puede recordar las palabras. Cualquiera puede repetirlo. Pero para hacer reír necesitas algo más. Contar un chiste más deprisa no lo hace más gracioso. Como ocurre con muchas cosas, es mejor vacilar que precipitarse.Por eso hay tan pocos músicos buenos de verdad. Mucha gente sabe cantar o arrancarle una canción a un violín. Una caja de música puede tocar una canción impecablemente, una y otra vez. Pero no basta con saber las notas. Tienes que saber cómo tocarlas. La velocidad se adquiere con el tiempo y la práctica, pero el ritmo es algo con lo que se nace. Lo tienes o no lo tienes.Denna lo tenía. Hacía avanzar la canción despacio, pero no pesadamente. La tocaba con la lentitud de un beso lujurioso. Y no es que en esa época de mi vida yo supiera mucho de besos. Pero viéndola allí de pie, con los brazos alrededor del arpa, concentrada, con los ojos entrecerrados y los labios ligeramente fruncidos, supe que quería que algún día me besaran con ese cuidado lento y deliberado.Además, Denna era hermosa. Supongo que a nadie le extrañará que sienta debilidad por las mujeres por cuyas venas corre la música. Pero mientras Denna tocaba, la vi por primera vez ese día. Hasta entonces me habían distraído su peinado, diferente, y el corte de su vestido. Pero viéndola tocar, todo eso desapareció de mi vista.Me estoy yendo por las ramas. Baste decir que Denna tocaba de forma admirable, aunque era evidente que todavía tenía mucho que aprender. Le fallaron algunas notas, pero no las rechazó ni se estremeció. Como dicen, un joyero sabe reconocer la gema en bruto. Y yo lo soy. Y ella lo era. Bueno.“
„Apareció entonces un hombre delgado de chaleco pulido tocando el violín en la esquina. Debo explicar que a este hombre lo vi una vez al anochecer cuando yo era niño en Recife y el sonido extenuado y agudo subrayaba con una línea dorada el misterio de la calle oscura. Junto al hombre escuálido había una latita de zinc donde hacían un ruido seco las monedas de los que oían con gratitud porque él les sollozaba la vida. Sólo ahora entiendo y sólo ahora brotó en mí el sentido secreto: el violín es un aviso. Sé que cuando yo muera voy a oír el violín del hombre y pediré música, música, música.“
„¡Palabras! ¡Simples palabras! ¡Qué terribles eran! ¡Cuán claras, vívidas y crueles! Parece que uno no puede escaparse de ellas. ¡Y, sin embargo, qué magia sutil contienen! Parecen conferir una forma plástica a las cosas informes y tienen una música propia, tan dulce como la del violín o la del laúd. ¡Simples palabras! ¿Hay algo más real que las palabras?“