„¿Dónde quedaba todo cuanto nos estuvieron diciendo acerca de la desleal competición del sistema de ganancias, de acuerdo con el cual los hombres debían contender por conseguir mejores empleos que sus colegas? Aquellas personas debieron haber visto lo que ocurre cuando todos competen entre sí para trabajar lo peor posible. No existe medio más seguro para destruir a un hombre que obligarle a un puesto en el que no sólo se siente deseo alguno de mejorar, sino que, por el contrario, día tras día se esfuerza en cumplir peor sus obligaciones. Dicho sistema acaba con él mucho antes que la bebida o el ocio, o el vivir a salto de mata. Pero no podíamos hacer otra cosa, excepto sentir una incapacidad total. La acusacion que más temíamos era la de resultar sospechosos de habilidad o diligencia.“

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