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Relacionado con: pies
„Entonces la Niña de los Peines se levantó como una loca, tronchada igual que una llorona medieval, y se bebió de un trago un gran vaso de cazalla como fuego, y se sentó a cantar, sin voz, sin aliento, sin matices, con la garganta abrasada, pero… con duende. Había logrado matar todo el andamiaje de la canción, para dejar paso a un duende furioso y avasallador, amigo de los vientos cargados de arena, que hacía que los oyentes se rasgaran el traje, casi con el mismo ritmo con que se los rompen los negros antillanos del rito lucumí apelotonados ante la imagen de santa Bárbara.La Niña de los Peines tuvo que desgarrar su voz porque sabía que la estaba oyendo gente exquisita que no pedía formas sino tuétano de formas, música pura con el cuerpo sucinto para poder mantenerse en el aire. Se tuvo que empobrecer de facultades y de seguridades es decir, tuvo que alejar a su musa y quedarse desamparada, que su duende viniera y se dignara luchar a brazo partido. ¡Y cómo cantó! Su voz ya no jugaba, su voz era un chorro de sangre, digna, por su dolor y su sinceridad, de abrirse como una mano de diez dedos por los pies clavados, pero llenos de borrasca, de un Cristo de Juan de Juni.“
„Mis pies son mi único vehículo, tengo que seguir dándole para adelante, pero mientras me voy, quiero decirte: Todo va a estar bien.“
„Me gusta el sol, Aliciay las palomas, el buen cigarroy la guitarra española,saltar paredes y abrir las ventanasy cuando llora una mujer.Me gusta el vino tanto como las floresy los conejos pero no los tractores,el pan casero y la voz de Doloresy el mar mojándome los pies,no soy de aqui ni soy de alláno tengo edad mi porvenir y ser felízes mi color de identidad.“
„Bajé por espacio y airesy mas aires, descendiendo,sin llamado y con llamadapor la fuerza del deseo,y a más que yo caminabaera el descender más rectoy era mi gozo más vivoy mi adivinar más cierto,y arribo como la flechaéste mi segundo cuerpoen el punto en que comienzanPatria y Madre que me dieron.¡Tan feliz que hace la marcha!Me ataranta lo que veo,lo que miro o adivino,lo que busco y lo que encuentro;pero como fui tan otray tan mudada regreso,con temor ensayo rutas,peñascales y repechos,el nuevo y largo respiro,los rumores y los ecos.O fue loca mi partidao es loco ahora el regreso;pero ya los pies tocaronbajíos, cuestas, senderos,gracia tímida de hierbasy unos céspedes tan tiernosque no quisiera doblarlosni rematar este sueñode ir sin forma caminandola dulce parcela, el reinoque me tuvo sesenta añosy me habita como un eco (…)“
„Sin nombre, raza ni credo, desnudade todo y de sí misma, da su entrega,hermosa y pura, de pies voladores.Sacudida como árbol y en el centrode la tornada, vuelta testimonio.No está danzando el vuelo de albatrosessalpicados de sal y juegos de olas;tampoco el alzamiento y la derrotade los cañaverales fustigados.Tampoco el viento agitador de velas,ni la sonrisa de las altas hierbas.El nombre no le den de su bautismo.Se soltó de su casta y de su carnesumió la canturía de su sangrey la balada de su adolescencia.“
„Yo tengo en esa hoguera de ladrillos,yo tengo al hombre mío prisionero.Por corredores de filos amargosy en esta luz sesgada de murciélago,tanteando como el buzo por la gruta,voy caminando hasta que me lo encuentro,y hallo a mi cebra pintada de burlaen los anillos de su befa envuelto.Me lo han dejado, como a barco roto,con anclas de metal en los pies tiernos;le han esquilado como a la vicuñasu gloria azafranada de cabellos.Pero su Ángel-Custodio anda la celday si nunca lo ven es que están ciegos.Entró con él al hoyo de cisterna;tomó los grillos como obedeciendo;se alzó a coger el vestido de cobra,y se quedó sin el aire del cielo.El Ángel gira moliendo y moliendola harina densa del más denso sueño;le borra el mar de zarcos oleajes,le sumerge una casa y un viñedo,y le esconde mi ardor de carne en llamas,y su esencia, y el nombre que dieron.En la celda, las olas de bochornoy frío, de los dos, yo me las siento,y trueque y turno que hacen y deshacende queja y queja los dos prisioneros¡y su guardián nocturno ni ve ni oyeque dos espaldas son y dos lamentos!“
„Más específicamente, si tienes una cita importante y de pronto te encuentras en la mitad de un embotellamiento, puedes insultar al ministro del transporte, patear el carro, maldecir el día de tu nacimiento, pelear con una señora que mira absorta desde el carro vecino, pitar el claxon como un desaforado, o por el contrario, recostarte, colocar tu música favorita, sacar los pies por la ventanilla y entregarte a los designios de Dios con beneficio de inventario. La primera estrategia segrega adrenalina y cortisona en cantidades industriales, además de hacerte ver como un idiota; la segunda te regala años de vida y, de paso, le agrega un toque de distinción a tu personalidad, que nunca sobra.“
„Porque la tortuga tiene los pies seguros, ¿es ésta una razón para cortar las alas al águila?“
„Batazo de 400 pies, 200 para arriba y 200 para abajo. -Batazo muy elevado“
„Se dejaba ir en el balanceo de las melodías y se sentía vibrar de pies a cabeza, como si los arcos de los violines se pasearan por sus nervios.“
„Entonces seguro de ser amado, no se molestó, e insensiblemente sus maneras cambiaron. Ya no empleaba como antes aquellas palabras tan dulces que la hacían llorar, ni aquellas vehementes caricias… de modo que su gran amor en el que vivía inmersa le pareció que iba descendiendo bajo sus pies… percibió el fango. No quería creerlo; redobló su ternura; y Rodolfo, cada vez menos, ocultó su indiferencia.“
„por mucho que nuble, la sombra siempre termina despuntando cosida a los pies de uno. Y nadie puede escapar de su propia sombra.“
„el deber de pelear cuando hay que hacerlo, al margen de la nación y la bandera; que, al cabo, en cualquier nacido no suelen ser una y otra sino puro azar. Hablo de empuñar el acero, afirmar los pies y ajustar el precio de la propia piel a cuchilladas en vez de entregarla como oveja en matadero. Hablo de conocer, y aprovechar, que raras veces la vida ofrece ocasión de perderla con dignidad y con honra.“
„¡Pero qué te has creído! ¡Yo sí que he sufrido, no te imaginas cuánto! ¡He pasado hambre y frío, he pasado miedo, he estado a punto de morir! ¡Me he dejado los pies caminando detrás de ti y he perdido a un buen amigo cuyo único error fue acompañarme en mi viaje! ¿Y te atreves a hablarme de dolor? ¿Qué sabes tú del dolor?“
„Mientras duermo los tres se van (hacen bien) a la playa, en el coche de Sand, a treinta kilómetros de la casa; los muchachos se zambullen, nadan, Mardou se pasea por las orillas de la eternidad, mientras sus pies y los dedos de sus pies que yo tanto amo se imprimen en la arena clara, pisando las conchillas y las anémonas y las algas secas y empobrecidas, lavadas por las mareas y el viento que le despeina el cabello corto, como si la Eternidad se hubiera encontrado con Heavenly Lane (así se me ocurrió mientras estaba en la cama). (Al imaginarla por otra parte paseándose sin rumbo, con una mueca de aburrimiento, sin saber qué hacer, abandonada por Leo el Sufriente, y realmente sola e incapaz de conversar acerca de todos los fulanos, menganos y zutanos de la historia del arte con Bromberg y Sand, ¿qué podía hacer?)“
„La cabeza, lo Sublime; el corazón, el Pathos; los órganos genitales, la Belleza; los pies y manos, la Proporción.“
„En los pies está nuestro polo Sur. Por eso se ponen tan fríos a veces.“
„Simplemente volvieron juntos a casa, con los pies doloridos y el corazón cansado.“
„Ese día a Liesel le costó mucho decir lo que dijo al marcharse. Traducido, podríamos comentar que tuvo que forcejear con dos palabras gigantes, cargarlas al hombro y arrojarlas con torpeza a los pies de Ilsa Hermann. Pesaban tanto que al final la tambaleante niña no pudo sostenerlas más y cayeron de lado. Quedaron postradas en el suelo en toda su extensión, extravagantes y desgarbadas.“
„¿Quién estaba allí para tranquilizarlo cuando le arrancaron la alfombra de la vida bajo los pies dormidos?.“
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